Opinión
Electrocarmona
los socialistas del siglo XXI y comunistas de siempre, parecen sacados de Sierra Morena
Podría ser una empresa de instalaciones o de recambios eléctricos. Con esa razón comercial se evoca el sector y la propiedad. El propietario es el encargado de la gestión de los factores de producción. Es libre para hacerlo. Sus decisiones son determinantes para obtener beneficios ... o incurrir en pérdidas. La eléctrica que ha encumbrado en la vicepresidencia a Carmona es libre para tomar la decisión que considere oportuna. Carmona es un socialista, lo más parecido a un pan de Viena. Muy blanquito y con miajas. La propiedad ha tomado una decisión dentro del ámbito de la libertad que asiste a quien es propietario. Pues bien, los socialistas del siglo XXI y comunistas de siempre, parecen sacados de Sierra Morena. El consejo de Ministros se mimetiza con los Tempranillos, Candelas, Pasos Largos, Zamarrillas…bandido, encartados, brigantes, facinerosos, salteadores de caminos. Es el bandolerismo que desafía simultáneamente al orden económico, social y político, tal y como fue descrito por Eric Hobsbawn. Atacaban la propiedad y cercenaban con secuestros la liberta de sus victimas. Ahora, cien años después del llamado Decreto Bugallal se cuestiona nuevamente el sacrosanto derecho de la propiedad. Entonces un gobierno de derechas legitimaba el asalto a la propiedad, interviniendo el mercado del alquiler. Ahora, un gobierno de izquierda emula al anterior. Ambas situaciones tenían ciertas semejanzas. El caos político entre 1918 y 1920: las tres elecciones que sumieron a España en el desconcierto. La actualidad nacida de la moción de censura, con un gobierno nacional-socialista-comunista nos acercan a esa situación de caos como antaño.
La Exposición de motivos del Decreto comenzaba su argumento como hoy, la escasez de viviendas…y finalizaba aludiendo a la creación de un estado de opinión bien manifiesto en las protestas públicas de Corporaciones representativas, importantes entidades económicas, empresas comerciales e industriales y colectividades formadas por elementos de las clases sociales más numerosas. A colación con esto, Tocqueville defensor a ultranza de las sociedades democráticas, advirtió que la democracia presentaba dos peligros: por un lado, la tiranía de la mayoría y, por el otro, el despotismo. Ambos se incardinan en la fundamentación gubernamental de hoy en la propuesta de reforma de la Ley de arrendamientos.
En una sociedad democrática el derecho a la propiedad privada debe ser consustancial con el derecho a la libertad del individuo. Contrariamente a Hobbes, Locke estima que la propiedad privada existe en el estado de naturaleza, que es anterior a la sociedad civil. Por eso la propiedad privada es un derecho natural tan primitivo como el derecho a la vida, a la libertad, a la salud y a la integridad. Para garantizar la propiedad, el hombre sale del estado de naturaleza y constituye una sociedad civil, siendo uno de los fines primordiales de ésta, la conservación y defensa de la propiedad privada. O sea, todo lo contrario del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, donde la síntesis de lo allí propugnado es la abolición de la propiedad privada, amén de que la persona es considerada como un medio o un simple instrumento al servicio de fines supraindividuales. El socialismo del siglo XXI y el comunismo de comienzos del XX pretenden finiquitar en España la democracia liberal. Tocqueville advirtió a colación con la revolución de 1848 que, el socialismo era la consecuencia inevitable de la Revolución. Y calificó a esta opción política como teoría política basada en el más burdo materialismo, que despreciaba los derechos individuales y la libertad en favor de un igualitarismo extremo, que ataca la propiedad.
La batalla ideológica en la izquierda la ganan los comunistas que, han llevado a los socialistas a asumir las tesis del llamado socialismo del siglo XXI, de tendencia bolivariana. La socialdemocracia es ahora minoritaria. El acuerdo de gobierno relacionado con los alquileres, es un atentado a la propiedad. Son las Administraciones las que deben adoptar políticas realistas que protejan a los más vulnerables. La caridad privada debe encuadrase dentro del haz de facultades privativas de cada uno.
La memoria histórica, me lleva a considerar un lamentable período de nuestra historia que ahora, visto lo visto se pretende rememorar. Niceto Alcalá-Zamora insistía repetidas veces que se había proclamado una “Constitución para una guerra civil”. Ortega criticó entonces la obsesión de la izquierda con volver al pasado. Mientras Azaña se jactaba en definirse en un gran sectario: “qué mejor sectarismo que el de seguir la secta del progresismo social”. La deriva totalitaria del Gobierno, arrastra al Estado. Quizás el Gobierno maneja “inadecuadamente” la visión que Oakeshott tenía sobre la política. Decía que la mayoría de las personas son “criaturas que buscan seguridad, cautelas y dependencia. Y lo hacen encumbrando el Estado en detrimento del individuo y la sociedad. El Estado como idea ética, moralmente superior a la sociedad civil. Hegel en estado puro. Sólo que la forma más radical de esta teoría sustenta la concepción del Estado totalitario, en la fórmula expresa por Gentile: “todo por el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”.
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