Dualismo del ser

El problema es saber quién es, sí Pedro o Antonio. Sinceramente no lo sé. Porque volviendo a las concepciones dualistas, si dos vecinos están en guerra y uno mantiene un equilibrio inestable desde antaño, por prudencia sigue así

Fernando Sicre

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Una cosa es llamarse Pedro Antonio. Distinto sin duda de Antonio Pedro. Pero lo más ‘chics’ es ser a la vez Pedro y Antonio. Es la dualidad del ser que alude a la coexistencia de dos caracteres distintos en una misma persona o entidad. Se ... llama dualismo a la doctrina que afirma la posible existencia de dos principios supremos, increados, independientes, irreductibles y antagónicos. Aristóteles lo interpreta como el Bien y el Mal. Kant introduce un nuevo dualismo: entre el mundo natural de la apariencia y el mundo moral de la realidad y la libertad. Y en este laberinto conceptual y filosófico, la dicotomía objeto de examen entre ‘cum fraude’ y ‘honoris cum fraude’. Pedro y Antonio, Antonio y Pedro, qué más da. No se puede hacer alusión en este caso a las dos posiciones antitéticas conceptuales entre fraude y antifraude. No sólo es un fraude en esencia doctoral, sino que las contradicciones vertidas durante su mandato, impedían saber de qué iba. Ahora se sabe perfectamente. Decir que no dormiría si pactase con Iglesias y lo primero que hizo fue cambiar el colchón que utilizó Rajoy, para dormir a ‘calzón quitado’. O decir que no pactaría con Bildu y ahora es socio referencial… En Platón esa dualidad aparece en el mito de la caverna entre la ficción o mentira y la luz o verdad. ‘Snchz’ no conoce esos términos dicotómicos, porque se ha instalado en la mentira como forma de vida. Es un monista por excelencia. El problema es saber quién es, sí Pedro o Antonio. Sinceramente no lo sé. Porque volviendo a las concepciones dualistas, si dos vecinos están en Guerra y uno mantiene un equilibrio inestable desde antaño, por prudencia sigue así. Posiblemente Antonio le ha dado por la baticola a Argelia, mientras Pedro se ha puesto mirando a Rota desde la balaustrada de la Alameda de Apodaca, cuando Mohamed pasea por los aledaños de la Iglesia del Carmen. Lo que me lleva a pensar que es metafísicamente imposible hacer un distingo entre ambos. Haciendo alusión al dicho dualista por excelencia que mantienen que «no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo», no puede ser homónimo ver Cádiz desde Rota, que estar en Cádiz y ver Rota. ‘Snchz’ no distingue entre el interés general y el interés propio. En esa dualidad conceptual, el segundo subsume al primero, que termina por desaparecer. Así es el presidente que padecemos como si fuera una plaga bíblica. Tan es así que Extremadura está siendo invadida por langostas y saltamontes que, previsiblemente vienen del desierto. Los debe haber enviado el que fue tratado en España, por imposición argelina. Entonces enfadó al de Rabat. Ahora se congratula con él y encabrona al otro. Y mira que todos ellos desde la época del Imperio romano conforman la Mauritania, de ahí su condición de ‘moros’ desde la perspectiva de la toponimia romana. Quizás ‘Snchz’ nunca pensó que, siendo hermanos moros podrían odiarse tanto. Quizás nunca leyó la Biblia, cosa que presumo, porque quien no leyó ni su propia tesis doctoral, cosa que presumo puede afirmarse (mismos párrafos copiados como contenido de la misma), desconoce la trifulca entre Caín y Abel. Cuando el presidente del Gobierno fue recibido por su homólogo en Roma, junto a los líderes de Portugal y Grecia, Mario ejerció de reverendo y pasó a practicar el sacramento de la confirmación: borró a Pedro impuesto en la pila bautismal y confirmó a Antonio en un acto sagrado contemporáneo, en rueda de prensa. España, Italia, Portugal y Grecia sellaban una alianza «frente a otros Estados miembros de la Unión Europea» para que el Consejo tomase decisiones importantes que incidan en la vida de nuestras familias y empresas. El oficiante Mario, daba las gracias a Antonio y el gas de Argelia se lo lleva el primero. El perjudicado, el pueblo español.La aplicación de la regla de la mayoría conformada por una mayoría contra natura (Frankenstein), con un objetivo común, cargarse la Transición y de paso España. Tocqueville aludió a la tiranía de la mayoría. En nombre del pueblo y su mayoría se puede aplastar la libertad individual y los derechos de las minorías. Se puede contravenir el interés general producto de la razón. Se pueden hacer desaparecer la red de frenos y contrapesos, amparándose en la red de instituciones que lo posibilitan. Mantener a raya al CGPJ es la pretensión. El Tribunal de Cuentas es paradigma de lo que no se debe hacer. Es la democracia de masas, deformes, inconsistentes e irracionales, aquella que aludía Ortega y sobre la que manifestó que llevaría al hundimiento de la sociedad civilizada y de orden moral. Parece que tanto Antonio como Pedro preparan el camino para apelar a los instintos más bajos de esas masas. No ha puesto ni pondrá freno alguno a los apetitos de esas masas desenfrenadas que persiguen el mal, porque el bien lo representa el interés general dentro de la razón. Ser o no ser, esa es la dual cuestión.

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