TRIBUNA
¿Qué debemos hacer?
Necesitamos asumir el tiempo que nos toca vivir y revivir las teorías que hicieron famoso a Adam Smith
A responder la pregunta dedicó Kant la Crítica de la razón práctica, circunscrita ella a los principios de las acciones del hombre y las condiciones de su libertad. Hombres y mujeres de Cádiz, cuna de la libertad “constitucional”, disponemos de los mimbres necesarios para ser ... un pueblo excepcional, abierto y querido. El mar hizo de Cádiz una ciudad abierta, cosmopolita, que vive y deja vivir. Una ciudad-isla, como las polis griegas, que vanagloriaban su libertad como la mayor aspiración de sus ciudadanos. Igual que Cadiz en el “12”, ciudad cercada que quiso y logró liberar al resto de españoles, primero de su condición de súbditos y luego de los intrusos franceses. Porque el espíritu de victoria se fraguó en Cadiz. “Esto es Cádiz y aquí hay que mamar” . Sin embargo, mal nos van las cosas y eso que somos la envidia de muchos. Decir Cadiz fuera de Cádiz, es nuestro mejor salvoconducto. Vivimos en el mejor enclave, envidiados (sanamente) por casi todos los foráneos. Pero los problemas de desempleo, renta pequeña y una sociedad civil adormecida, impiden el desarrollo acorde a los tiempos que vivimos. De ahí que de forma reiterada nos preguntemos ¿qué debemos hacer? El concepto del deber se reduce al concepto de obligación, así entendía Kant la vida. Y bien nos iría sí lo asumiésemos. Ser extrovertidos, amar la vida en todos los sentidos, pensar que la caleta es lo mejor del mundo y que no hay mejor pescado que las mojarras caleteras…no es óbice para adentrarnos en el auténtico mundo de la formación, del trabajo, del deber y del cumplimiento de las obligaciones…de hacer las cosas “como Dios manda”. Porque Cadiz tiene remedio, y ese lo tenemos que aplicar nosotros, como dueños de nuestro propio destino.
Vivimos inmersos en una sociedad mediática que obliga al eslogan permanente, además de políticamente correcto. No se trata de hacer las cosas bien, de hacer las cosas de manera racional y por lo tanto de la manera más sencilla y por supuesto más barata, se trata de quedar bien y que además suene a música celestial . Los principios clásicos y comúnmente admitidos de la única teoría económica aún supérstite, caído el muro de Berlín y por lo tanto desaparecida por irracional e imposible de llevar a la práctica, los principios de la teoría económica marxista-socialista, aún no son adecuadamente digeribles por algunos, los elementales principios de la economía de mercado en un mundo globalizado. De ahí que el análisis de la situación económica, pasa por encontrar nuestro camino, que deberemos individualizarlo en el contexto del Estado. Por eso, cuando me preguntan cuáles son los problemas de Cadiz como provincia, respondo que en buena parte algunos convenios colectivos, habiendo sido paradigmático de ello, el del metal, que ha afectado al desarrollo de la industria en nuestra provincia, impidiéndola ser competitiva, porque impedía la productividad razonable del factor trabajo. También, las normas reguladoras del sector agrario y su mal llamado sistema protector, han impedido el desarrollo de la agricultura intensiva en puntos de la geografía provincial. Y, por último, la proliferación de parques naturales y zonas de restricción económica impuestas por limitaciones militares, impiden el desarrollo armónico de los territorios aledañas. Por supuesto que el desarrollo económico es compatible con el respeto del medio ambiente. Los parques naturales necesitan regenerarse y que sean susceptible de explotación económica, agrícola, ganadera, forestal y acuícola. También el turismo debe formar parte de todo ello. En el caso del parque Bahía de Cádiz, exige que la Ley de Costas determine de una vez por todas, los usos acordes con el lugar y defina con claridad los legítimos derechos de los propietarios. Pensar que hay 164 edificaciones que eran antiguas casas salineras. Sería un proyecto inmejorable de turismo rural muy especial, porque sería toda una primicia. Para eso está la Diputación, para coordinar proyectos, que no gestionarlos.
¿Que serían de nuestros periódicos y cadenas de radios locales, si no existieran las protestas de los “exdelphis”, los cortes del puente por los de Navantia, el conflicto originado por la firma del convenio del metal y ese tranvía que parece que va a surcar todos los parajes de la provincia, por el tiempo que lleva sin funcionar? Pues ocurriría que seríamos una provincia normal y realmente no lo somos. No podemos aceptar como normal que la renta sea la mitad de la de los ciudadanos de las provincias más prósperas, que el paro se acerque al 25% y que el índice PISA esté por los suelos. Amén de que el 47% de los jóvenes están desempleados. Sí, esas son nuestras credenciales. Ese es el código genético de nuestra provincia.
¿Por qué es casi imposible poner en pie un proyecto de agricultura intensiva? En la década de los noventa se intentó en algunos pueblos de la Sierra, fundamentalmente en Puerto Serrano y en Villamartín, plantaciones de fresas y frambuesas. ¿Cómo se explica el fracaso de los pequeños agricultores que impulsaron sus cultivos y que no pudieron acreditar ante Hacienda una parte importante de los salarios como gastos fiscalmente deducibles? O ¿Cómo se explica la necesidad de contar en el campo con mano de obra extranjera, cuando al unísono hay perceptores del subsidio agrario? La izquierda andaluza viene apostando por el subsidio y el “PER” desde hace más de 30 años . Un antiguo presidente de la Diputación de Huelva, mentor de un antiguo Presidente andaluz del PP ha dicho, a preguntas de Ramón Tamames que, de momento y sin fecha de caducidad, el sistema se va a mantener. Así es que concluyo: ni por la izquierda, ni por la derecha esto tiene arreglo.
¿Por qué están situadas en la provincia una cantidad importante de grandes empresas y, sin embargo, muchas de las PYMES que son subcontratadas, vienen irremediablemente de fuera? ¿Por qué se perdieron innumerables empresas en el sector metalúrgico? Miren, ahí tuvo mucho que ver el convenio colectivo del metal de hace años. Necesitamos empresarios y menos planes de empleo público, que son casi siempre prototipos del plan E de ZP. Proyectos enfocados al gasto de personal, nada de inversión. La finalidad primera y última, porque es única, es el reparto de trabajo con el que limpiar calles y hacer alguna que otra obra, cuyos índices de productividad son desalentadores. Consisten en rememorar el trabajo de limpieza de cunetas, que antaño implantó el PSOE con el empleo comunitario.
Necesitamos una metamorfosis de urgencia. Deberíamos encarar el futuro adecuándonos al contexto en el que gracia a Dios vivimos, Europa. El mayor mercado interno de todo el orbe. Necesitamos asumir el tiempo que nos toca vivir y revivir las teorías que hicieron famoso a Adam Smith. Dejar que los individuos se las arreglen sólo, sin que la enorme mano del Estado oriente sus actos. Esta filosofía política constituye la base intelectual de la economía de mercado y de la sociedad libre en general. En Cádiz, de papá Estado sabemos una “jartá” y así nos va.
Algunos llaman a la provincia “Dos mares”. Hasta para eso somos unos privilegiados. Por eso, aquí hay que mamar. Lo dice el dicho. Ocurre, que los que sorben en el acto materno erótico, son de fuera. Nos ven exóticos. Nosotros vemos exotismo cuando cruzamos el Estrecho. Sólo espero que más pronto que tarde, todos lo que mueren por vivir en Cádiz, o sea, toda España y buena parte del extranjero, piensen que Cadiz no sólo es el mejor sitio para vivir, sino también para trabajar. Ese es el reto. Eso “debemos hacer”.
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