Comino
No solo la lengua, el uso del comino también nos diferencia con esa parte execrable que representa el nacionalismo
Planta herbácea cuyas semillas aromáticas se usan como especia. Usada desde la antigüedad como planta medicinal para mejorar la digestión, los forúnculos o el insomnio. Una «capitular» de Carlomagno reclamaba su cultivo en los campos del imperio. No sólo en la berza de tagarnina y ... cardillo es utilizado como especie imprescindible, es ampliamente usado como condimento en casi toda la geografía española: morcilla de Aranda, morcilla de Burgos, mojos canarios, cocido madrileño, gazpachos andaluces y berenjenas de Almagro, entre otros. Sin duda es una especia barata, de ahí la expresión “me importa un comino”. Por eso no importa que un poco de ello se pierda. Debe ser una vez más, que dicha especia no se utiliza al nordeste del Ebro. En esa zona española, procede reconducir la terminología para no ser injusto. Porque buena gente hay en todos lados. Los constitucionalistas que la habitan, además de buena gente, han dado sentido a sus vidas ejerciendo el apostolado laico-constitucional.
No solo la lengua, el uso del comino también nos diferencia con esa parte execrable que representa el nacionalismo. Así es que diferenciaremos entre catalanes y «catalufos», definido con el significado de paletos totalitarios acomplejados. Digamos que el término es similar al de «charnego» con que los «catalufos» designan al oriundo de otras regiones. «Catalufandia» es un «grano» putrefacto, también llamado forúnculo, que exige altas dosis de comino para su desinfección. Catalufandia necesita una cura de sueño, porque su insomnio a modo de ensoñación, justifica la pérdida de cordura. Su antídoto, el comino. Su precursor, Carlomagno que lo llegó a exigir, adelantándose contra el nacionalismo que impediría su gran sueño de Europa. Sus detractores, las hermanas Bassa. También a mí me importa un comino la opinión de esa diputada, pero el problema es que ella cobra de todos los españoles. A ambas hermanas, les importa un comino la gobernabilidad de España.
Sí Cataluña no fuese una parte natural y consustancial de España, porque la Constitución no expresase con rotundidad que ésta se fundamenta en la indisoluble unidad de nación española, patria común e indivisible, pensaría que sería un Estado más africano, integrante de la Unión Africana. Pero no estamos en África, por mucho que el insignificante Pujol, por estatura, se asemeje genéticamente al «negro de Bañolas». Su parecido con Alain Delon es una evidencia. El mismo que sendas hermanas y la alcaldesa del lugar de los salchichones, creo que tienen con las francesas Bardot, Casta o Pfeiffer. Estas, supongo que no solo lo son genéticamente, sino que son nacionales franceses. Quizás ahí está el sentimiento “estético nacionalista” catalán, que aspiran a ser como algunos franceses. Yo sólo tengo en mi memoria los indicados, un elenco de personajes más parecido al salchichón payés, que al “espetec”, por mucho que les moleste. Sin duda nada que ver con la “andouille”, nombre francés del embutido.
El romanticismo es el embrión del nacionalismo. Tiene su origen a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra la Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Concebido como una manera de sentir y considerar la naturaleza, la vida y el ser humano, que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla. Experto payés, manifestó que «sí vas segando la rama de un árbol, al final cae la rama y sucesivamente las demás, hasta que termina cayendo el árbol». Observo que a los nacionalistas de todas las tendencias les da por la flora. El padre Arrzalluz ya manifestó que «unos sacudan el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas».
El nacionalismo nunca entendió el canon de belleza griego, consistente en una relación entre las matemáticas y la belleza. Observo pacientemente fotografías de los personajes intervinientes en el entramado que constituye el artículo, y constato indubitadamente que ellos se quedaron en la antigüedad, amén de no exteriorizar simetría alguna.
Una de las corrientes románticas vanguardistas del siglo XX, el surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo. Sólo el 3% es real en aquellos confines, lo demás es surreal. Se han quedado sin el MWC. No es el acrónimo de un baño en catalán, es el congreso de los móviles. A mí sí me importa que no se haga. El PIB español es una correlación directa de los diferentes PIB de las CC.AA. Lo realista es que la economía que es interdependiente funcione. Sólo el «cum fraude» presidente que tenemos no lo entiende y entre las 44 medidas discutirá limitar la unidad de mercado.