Fernando Sicre
¿Civilización o civilizaciones?
La pregunta que hay que hacerse: ¿es posible una civilización dentro de otra?
Una civilización es una sociedad compleja, cuyos rasgos definitorios son su forma de organización, sus instituciones y su estructura social, su tecnología disponible y la forma de explotación de los recursos disponibles. Si se utiliza en un sentido amplio, civilización pasa a ser sinónimo de ... cultura (que considera las diferentes visiones del mundo o ideologías, las creencias, los valores, las costumbres, las leyes e instituciones). La globalización y los movimientos migratorios en masa han puesto en entredicho la posibilidad de la coexistencia pacífica de diferentes civilizaciones cuando ocupan un mismo espacio.
Finalizada la Guerra Fría, Fukuyama manifestó el fin de la historia y planteó el inevitable triunfo de la economía de mercado y la democracia liberal, sin dejar opciones para la lucha de clases, revoluciones e incluso guerras. Un año después, Huntington predijo que los conflictos de la postguerra fría no estarían basados en ideología sino en civilizaciones o culturas irreconciliables. El problema de fondo que fundamentaba su argumento era que la humanidad no comparte ni una misma civilización, ni los mismos valores universales. Autor del tópico «Choque de civilizaciones». La síntesis del mismo parte de la premisa de que determinadas civilizaciones serían «incompatibles y recíprocamente excluyentes». Con posterioridad a ella, la propuesta política iraní de ‘Diálogo de civilizaciones’ en 1998. Auspiciada por Jatami tiene dos fundamentos: las enseñanzas del islamismo y las exigencias de la razón. Basada en la posibilidad de la coexistencia pacífica y no contradictoria entre la religión (islámica) y la razón occidental, de tal modo que pueden caminar juntas hacia un provechoso diálogo. Por último y en 2004, la alianza hispano-turca (ZP y Erdogán) proponen la Alianza de las civilizaciones, formalizada de manera institucional en la ONU. Lo único que permanece de esta propuesta-ocurrencia es la Cúpula de la Sala XX de los Derechos Humanos y la Alianza de las Civilizaciones. El ínclito ZP y el sátrapa Erdogán en amor y compaña.
La pregunta que hay que hacerse: ¿es posible una civilización dentro de otra? O lo que en el fondo es lo mismo, ¿el mundo está diseñado para el multiculturalismo? Estoy pensando en Afganistán y en los afganos. Irremediablemente el recuerdo me lleva a la contraposición de los términos democracias liberales y regímenes islámicos. Y me paro en el concepto del Derecho para cada uno de ellos. En los primeros, el imperio de la Ley es un principio constitucional respetado, de manera intensa y hasta casi devota. Quiere decir que la Ley, que expresa la voluntad popular, debe imperar y proporciona el marco de convivencia, al que se ajustan los ciudadanos y los poderes públicos. Por lo tanto, el propósito fundamental del derecho es el de proteger los derechos individuales que son: la vida, la libertad y la propiedad. Los estados islámicos, muchos de ellos desde luego, han adoptado como marco legal de su convivencia la sharía o ley islámica, que es el cuerpo de derecho islámico, que no debiera entenderse como dogma indiscutible, sino que permite la interpretación. En los estados islámicos los tribunales de justicia se instituyen como tribunales islámicos y velan por su cumplimiento. Algunas de las prácticas clásicas de la sharía implican graves violaciones de los derechos humanos.
La respuesta hecha en el párrafo anterior implica una respuesta sin ambages: no, cuando la concepción del Derecho y sus implicaciones es tan distante. Está demostrado que cuanto más se entremezclen la civilización occidental y la musulmana, se acrecientan las tensiones y los conflictos.
En Occidente se acrecienta el problema desde dentro de la civilización. Ciertas corrientes de izquierdas pretenden la multiculturalidad en igualdad de condiciones entre las diferentes culturas. Las democracias liberales no pueden renunciar a sus fundamentos que han hecho de ellas la tierra prometida. Ocurre que, la izquierda más radical, pero también la de corte socialdemócrata, exigen la convivencia cultural o civilizatoria en pie de igualdad, lo que no es posible, porque es simplemente imposible. Se opusieron a la guerra. Pues bien, ya no hay guerra y los talibanes han entrado en Kabul desde las montañas en noventa horas.