Opinión
Ciudadanos teletabis
Con el tiempo, la intención del productor de hombres iguales, el Estado alienante como ansía la izquierda, incorporará las pantallas en la caja torácica
El nuevo ciudadano español será como un teletabis. El teletrabajo es lo que tiene. En el nuevo país que se erige, sólo habrán grandes muñecos de formas redondeadas, grandes orejas y con un tubo a modo de antena plegada, con distintas formas geométricas en la ... parte superior de la cabeza. Así terminaremos siendo cuando seamos teletrabajadores habituales. Tienen todo el cuerpo de un color uniforme y un cuadrado gris en la barriga. Este cuadrado es una pantalla. De momento la pantalla la apoyamos sobre la mesa. La evolución de la especie, terminará poniéndola como parte integrante del estómago. Como los teletabis, los humanos españoles seremos prácticamente iguales, de aspecto infantil, con grandes ojos y en lugar de nariz tienen un pequeño morro, por lo que se diferencian unos de otros solo por su color, la forma de su antena y sus distintos tamaños. El igualitarismo ansiado por la izquierda se habrá hecho realidad. En España, sí es que sigue existiendo, seremos de dos colores: rojos y azules. Viven en una casa subterránea en medio de un enorme jardín. Desde la pandemia, los españoles emigran a las afuera de las ciudades en busca de casas más grandes, con terrazas y jardín, donde poner las pantallas y desplegar las antenas. El teletrabajo se impone. Con el tiempo, la intención del productor de hombres iguales, el Estado alienante como ansía la izquierda, incorporará las pantallas en la caja torácica. Serán de quita y pon, como hacen los canguros con sus crías trasportadas en la bolsa. Ahora dentro, ahora fuera. Es el marsupio, repliegue de la piel que recubre las mamas, formando una bolsa epidérmica, funciona como cámara incubadora. Como seremos todos iguales, producto del igualitarismo enfermizo, todos con marsupio, pantalla incorporada. Pero, siempre hay quien da la nota. Es el teletabis morado. Sus notas características, un bolso y una antena en la cabeza en forma de antena invertida. Especie de cuerno atrófico. En algunos países, pretendieron la desaparición del morado teletabis. ¿Por qué será? ¿Por qué Podemos se viste de morado? Que me lo explique el teletabis del marquesado de Galapagar.
Entre tanto, mientras no llevemos pantallas incorporadas, por haber operado una metamorfosis corporal, producto de la evolución de la especie homo sapiens, conformémonos con teletrabajar como buenamente podamos. Las innovaciones tecnológicas han supuesto un importante impacto en la organización del mercado laboral, aportando nuevas dimensiones al trabajo a distancia o teletrabajo. El confinamiento supuso el punto de inflexión. Más aún, el RD-ley 8/2020, de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del Covid-19, lo consideró de realización preferente durante la situación de crisis sanitaria. El trabajo a distancia no es una novedad en nuestro ordenamiento jurídico laboral. El artículo 13 del ET lo regula desde 2012. Antes se denominó trabajo a domicilio y lo regulaba desde tiempo inmemoriales. Tiene la consideración de trabajo a distancia, aquel en que la prestación de la actividad laboral se realice de manera preponderante en el domicilio del trabajador o en el lugar libremente elegido por este, de modo alternativo a su desarrollo presencial en el centro de trabajo de la empresa. La implantación del teletrabajo debe ser una decisión del empresario, que es quien organiza la empresa. Sólo la constatación por el empresario de la creación de una organización que mejore la existente, será el dato determinante para su adopción. En esta decisión deberá primar la eficacia y la eficiencia de la organización. En ella será eje central del nuevo diseño organizativo, el uso compartido de la información que genere el sistema. Esta última consideración tiene una enorme importancia. La creación de redes internas en las empresas facilitará el trabajo y hará posible, desde la racionalidad económica, su prestación a distancia en forma de teletrabajo, dadas las ventajas competitivas que hay que conceder a la implantación de dichas redes de información. Una vez el empresario adopta la decisión, deberá pactarla con el trabajador, a través del llamado «acuerdo de trabajo a distancia». En consecuencia, el trabajo a distancia será voluntario para el trabajador y para el empresario. El pacto entre las partes es el elemento constitutivo de la relación laboral prestada a distancia. Las partes podrán pactar (ya sea al inicio o durante la vigencia de la relación laboral), la modalidad de trabajo a distancia o teletrabajo. Esta modalidad puede ser acordada en el propio contrato de trabajo o en un anexo del contrato de trabajo.
El desarrollo de las tecnologías de la información ha facilitado las formas de trabajo alternativas a las estrictamente presenciales, lo que se ha reflejado en una tendencia al incremento del trabajo a distancia, siquiera de forma parcial, particularmente en la forma de teletrabajo. La evolución de la especie hacia el nuevo ciudadano teletabis, es imparable. Decía Alfonso Guerra, a colación con la separación de los poderes del Estado, que a España una vez arrasada por el PSOE, no la conocerá ni la madre que la parió. Dijo entonces: «Montesquieu ha muerto». El partido socialista en 1985 aprovechó la mayoría parlamentaria que poseía para reformar la Ley del Poder Judicial. Se habían cargado la independencia del poder judicial y se jactaban de ello, enterrando a Montesquieu. Las nuevas tecnologías de la información, permiten buscar esta cita con rapidez. Cuando seamos ciudadanos teletabis, ni les cuento lo que podemos llegar a hacer.