OPINIÓN
Una buena noticia y otras
Los europeos no son tontos y han sabido escoger a un liberal, representante de la ortodoxia económica, que exigirá a cambio de ayudas y préstamos, mayor respeto a las reglas del euro
Los europeos no son tontos, esa es la buena noticia. Han tomado una sabia decisión. Un buen currículo, un pésimo contexto y un gobierno, el suyo, donde los comunistas hacen y deshacen, han dejado en la estacada a la Ministra de economía española. El mero ... hecho de ser ministra del Gobierno “Picapiedra”, de Pedro, Pablo y Dino/a, ha levantado todo tipo de sospechas más que fundadas. La desconfianza generada en el mismo, ha suscitado el rechazo. Lo que han hecho desde noviembre, ha sido suficiente para generar todo tipo de recelo.
El escaparate mostrado al exterior desde entonces, puede sintetizarse en la peor gestión de la crisis sanitaria (mayor número de muertos, por millón de habitantes) y la peor proyección de caída de la economía, como consecuencia de las medidas tomadas. Calviño no ha sido derrotada, lo ha sido el Gobierno, el de Pedro y Pablo. Nadia es parte de ese deplorable «desgobierno». No lo es por cuota parte. Otras, si lo son, meras cuotas. Escaparates sin más. Sin embargo, me hace dudar aceptar ser parte de ese Consejo de ministros.
Las decisiones que allí se toman son colegiadas. Son responsables cada uno en su cuota parte. Vale tanto el voto de la marquesa de Galapagar o del ínclito Garzón, que el de ella. Son todos responsables en su cuota parte. Lo son al aceptar las ocurrencias de «Cum fraude» como el Plan Marshall, los nuevos Pactos de la Moncloa, o mentir directamente a la UE con el proyecto de presupuestos.
Los europeos no son tontos y han sabido escoger a un liberal, representante de la ortodoxia económica, que exigirá a cambio de ayudas y préstamos, mayor respeto a las reglas del euro, hacer más flexible el mercado de trabajo, es decir ahondar en la propia reforma de 2012, tan denostada por la izquierda. Los mismos que no han dado su apoyo a Calviño, que personalizaba la opción española, son los mismos que en mayo reprendían a nuestro país, por no haber respetado el déficit y la regla de gasto, presumiendo de crecer por encima de la media europea.
Los europeos no son tontos y el planteamiento de los llamados «frugales» se ha hecho fuerte. El irlandés Donohoe está alineado con las pretensiones de austeridad presupuestaria y ortodoxia económica, que promueven los Estados del norte o frugales, Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria entre otros. Es una forma de ver las cosas que se remonta al siglo XII, cuyo reflejo fue la creación de la Liga Hanseática. Una poderosa red comercial que operó durante cientos de años, y se extendió desde el este de Inglaterra hasta el corazón de Rusia.
Algunos la consideran como la primera Unión Europea, y porque está «renaciendo» gracias al Brexit. A pesar de ello, en la estación de Cannon Street, en Londres, queda el recuerdo de ello en un mosaico. Un mercado común por antonomasia, debe operar como lo que es. Las exigencias de los países del norte se resumen en la carta enviada por el Ministro de finanzas holandés a su Parlamento, en la que no sólo cuestionan que se haya de dar subvenciones en lugar de préstamos a los países del sur, sino que exigen condiciones para viabilizar esas economías descarriadas.
En la misiva se hacía constar la necesidad de abordar reformas en déficit y deuda pública, mercado laboral, pensiones y ajuste de las Administraciones. Para lo cual se defendía «la introducción de un vínculo efectivo entre la recepción de fondos de la UE y la condicionalidad, con el fin de proteger los intereses financieros europeos». Esto exige que las ayudas que se den condicionen directamente los Presupuestos Generales del Estado. Los guíe y sirva de principio inspirador de los mismos. Lo contrario sería un fraude para Europa. Avanzar en la unión monetaria y fiscal del euro, serán dos de los grandes desafíos por los que transitará Europa en los próximos años. El irlandés Donoha es buen sabedor de ello, Y, además, comulga con esas ideas.
Los europeos no son tontos y muchos españoles tampoco lo somos. El «doctor plagio» es una losa para España. Se ha convertido en aquel trozo de granito que dio sepultura a Franco. La «memoria histórica» en el futuro lo ubicará en una cantera, con Pablo y Dino/a, lenguaje inclusivo, que impedirá saber sí era un bebé dinosaurio o una pequeña dinosauria, que asomaba la cabeza por el techo de su «tronco móvil». Pero hay algo más. Los intereses que defiende el Gobierno no son los intereses generales, ni tampoco se corresponden con los europeos. La política de estos dos siniestros gobernantes, satisface sus egos y poco más, salvo una alta dosis de bilis putrefacta. Los europeos del norte se encuentran entre la Hansa y el Sacro Imperio. Por supuesto, estarán temerosos, no sólo en lo económico. Cuando lean la prensa y escuchen las noticias españolas, pensaran que estamos a un paso de abrazar el islam y la poligamia.
La famosa tarjeta del móvil de la que da nombre a la bebé dinosaurio, se paseó por Londres. Posiblemente pasó por Cannon Station. ¿Aparecerá en los archivos del teléfono, el Coletas con túnica, pañuelo palestino al cuello y turbante? El «macho alfa», pretendía «des presionar» a una de sus amiguitas, tutelándole la memoria. La nueva memoria histórica.