De blanco y verde

La gestión de la crisis sanitaria ha puesto de relieve que la «mejor sanidad del mundo», era toda una fantasía del lenguaje

Si fuera por pensar, podríamos hacerlo sobre muchas cosas. Desde la bandera de Andalucía hasta las camisetas del Betis. Blas Infante con chilaba verde y turbante blanco o Cayetano Rivera con traje de luces verde y blanco. La actualidad verde y blanca está en esas ... mareas nacidas para la defensa del ‘statu quo’ de los que ejercen sus profesiones en los ámbitos educativos y sanitarios. No es verdad que defiendan la sanidad y la enseñanza pública en España, en protesta por los presuntos recortes y planes privatizadores. Días pasados subía la marea en Cádiz, pero en La Caleta permanecía como es costumbre. La Marea seguía a la misma altura en el paseo marítimo, expendiendo la mejor cerveza y los mejores mariscos. Mareantes blancos se habían echado a la calle, haciendo confundir a la ciudadanía el motivo de la protesta. Porque nos tienen acostumbrados a defender cosas que no responden a la realidad.

La naturaleza es inexorable y la razón más. Las fuerzas de atracción gravitatorias del sol y la luna son perturbadoras y producen las mareas. Salieron cuatro a la calle, menos que Kichi y sus acólitos y quedó demostrado que ni el sol ni la luna fueron sus causantes. La marea blanca ha llegado estos días a Cádiz. Analicemos el origen del problema. ¿Que se defiende por los médicos maleados por las mareas, la sanidad pública como conjunto de prestaciones o sus condiciones laborales? Creo que defienden parcelas de poder y para ello pretenden hacer rehenes a los propios ciudadanos. La legislación española y europea reconocen el derecho a la protección de la salud, competiendo a los poderes públicos su organización y tutela, pero nada dice de su gestión. Por lo que ésta es lícita, posible y recomendable que también sea realizada por empresas privadas en régimen de competencia con la pública. Esto no desvirtúa su esencia, tal y como hoy es conocida, ya que nadie ha puesto en duda su financiación, que le otorga su condición de prestación de carácter público. financiada a través del sistema impositivo, en cuanto prestación de carácter universal. De igual forma que los ‘servicios a la dependencia’ son servicios públicos, nadie cuestiona que sean prestados por empresas privadas que conciertan con la Administración.

La marea blanca ha llegado a Andalucía cuando se anuncia posible adelanto electoral y esta vez espero que la Junta no se baje los pantalones de manera grosera. La gestión de la crisis sanitaria ha puesto de relieve que la «mejor sanidad del mundo», era toda una fantasía del lenguaje. La gestión del entramado personal-material es determinante en su devenir. Proveer una asistencia sanitaria universal y en régimen de igualdad en las prestaciones, constituye la razón de ser de nuestro Sistema Nacional de Salud. La Ley General Sanitaria reconoce la libertad de empresa en el sector sanitario, previéndose el establecimiento de conciertos para la prestación de servicios sanitarios con medios ajenos, de acuerdo con los requerimientos y regulación legal pertinentes. Por ello, el Sistema Nacional de Salud está constituido por todos los organismos, estructuras y servicios de naturaleza pública, a los que hay que añadir los hospitales generales del sector privado que lo soliciten, siempre que por sus características técnicas sean homologables. En consecuencia, la CE legitima la actividad empresarial privada y el derecho a la protección de la salud.

Otra vez la bandera de la defensa de la sanidad pública, confundiendo provisión y gestión. Con Susana Díaz el gasto per cápita en sanidad era de 1.107,11 euros frente a la media española de 1.232,73. Esta y no otra fue la herencia presupuestaria que se encontró el Sr Aguirre. La joya de la corona como ella la llamaba, había pasado a ser bisutería y de la mala. Las prestaciones sanitarias, son hechos económicos sujetos a limitaciones presupuestarias. La pregunta que se le debe hacer al ciudadano es ¿quiere ser curado ud. de la mejor manera posible y de la forma más eficiente, eficaz y racional? La prestación pública sanitaria nadie la pone en duda, yo tampoco. La gestión sí.

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