El sudoku de la desescalada
El grado de confusión alcanza a las más altas esferas, por lo que no es de extrañar que, en los debates parlamentarios para extender la Alarma, la gente se líe
Los sudokus clásicos bajan puntos mientras que el de la ‘nueva normalidad’ sube en el ránking de interés, aún en sus niveles más básicos de 0, 1 y 2. Si es martes, estamos a 26, el termómetro alcanza los 28º y los niños amenazan con ... los rastrillos de la temporada pasada, ¿a que playa del litoral gaditano se puede acudir para un refrescante chapuzón ?, ¿tendrá el virus conocimiento también de ello? Esto de la desescalada se está convirtiendo en un galimatías, y de pronto, entre las fases 0, 1, 2, aparece la que podríamos llamar 0,5, e incluso una a la carta como la vasca. El grado de confusión alcanza a las más altas esferas, por lo que no es de extrañar que, en los debates parlamentarios para extender la Alarma, la gente se líe. Laura Borrás lo hace con los epidemiólogos y los expertos ‘epidemiológicos’, el Presidente del Gobierno le responde que el sistema sanitario catalán está «en una de las catorce iguales en que se divide un todo», mientras que la ministra de Educación afirma que no se puede sorber y absorber. Y, claro, de ahí para abajo. Con este cacao, es lógico que a Tezanos se le hayan traspapelado los datos y nos diga que el 70% de los españoles consideran que su situación económica es buena o muy buena, o que la Ministra de Hacienda diga, en la comparecencia del domingo, que se ha llegado a buenos y grandes acuerdos con empresarios y trabajadores, mientras su vicepresidente confirma la validez de lo pactado con Bildu, para seguir salvando vidas, Simancas dixit, antes de finalizar el Estado de Alarma.
Al final va a resultar que de los posibles malentendidos va a ser responsable, ahora que tenemos una autoridad única, Fernando Simón, y en su defecto, la oposición. Mientras tanto, los diseñadores del sudoku de la nueva normalidad amenazan con complicárnoslo y, como ocurre en Educación que se puede pasar de etapa sin haber superado la anterior, algunos, no sabemos exactamente quiénes, subirán de fase de desescalamiento sin enterarse de lo que podrían haber hecho, o dejado de hacer, en la fase previa. Al parecer, el paso a una u otra, o a sus intermedias, dependen de 35 criterios que van desde los indicadores sanitarios, en este caso bien definidos aunque mal contados, hasta datos de movilidad e indicadores de impacto de género y otros datos socioeconómicos de especial relevancia en cada territorio, sin concretar cuáles son estos últimos. Como además, la interpretación de esos indicadores no está sujeta a umbrales sino que se hará con un ‘análisis de conjunto’, la resolución exacta del sodoku tiene visos de perder su vertiente matemática para convertirse en una lotería. Claro que con todo esto estamos entretenidos, y así mientras nos mantenemos a la expectativa de saber si en la fase que nos toca se permite a la madre acompañar en el paseo al padre con los tres niños o solo hacerlo en casa, o si nadar en la playa se considera actividad física no profesional, o si el permiso para la reapertura de las aulas se extenderá en algún momento a la universidad, estamos lo suficientemente ocupados como para preguntarnos las razones sanitarias, socio-económicas y políticas de una u otra medida. Y con todo ello, el riesgo es que el único que no termine desconcertado sea precisamente el virus.