De salud mental
La pandemia ha supuesto un ‘stress’ sin precedentes para muchos médicos, también para otros profesionales sanitarios
Acaba de celebrarse en Cádiz el IX Congreso del Programa de Atención Integral del Médico Enfermo. Este Programa de la OMC y de los Colegios Médicos surgió ante la necesidad de asegurar una buena praxis médica y una asistencia de calidad y lo hace abordando ... el tratamiento profesional de los médicos que sufren trastornos mentales o conductas adictivas, de manera que puedan rehabilitarse y ejercer su profesión con las máximas garantías para los pacientes. Desde su creación, hace más de 20 años, el PAIME ha tenido unos resultados positivos indudables con una tasa de recuperación del 90% de los profesionales atendidos. De pronto, sin embargo, la pandemia ha supuesto un ‘stress’ sin precedentes para muchos médicos, también para otros profesionales sanitarios. De repente, la necesidad de tomar decisiones complejas ante una enfermedad nueva, la incertidumbre, la frustración, el agotamiento, con un número insuficiente de profesionales, la falta inicial de recursos, el miedo a contagiar a los propios familiares, a los compañeros… un cúmulo de circunstancias que, en muchas ocasiones, se ha traducido en ansiedad, abatimiento, angustia, insomnio, tristeza, dificultad para desconectar, autoaislamiento, falta de concentración, sensación de irrealidad, e incluso síntomas físicos derivados de ese stress excesivo.
No se trata de patologías mentales, aunque en algunos casos pudieran incidir sobre estados previos anómalas, sino las reacciones normales ante una situación que los ha puesto al límite y que lógicamente requieren de todo el apoyo posible, un apoyo que por cierto no se limita a ayudarles a superar esas manifestaciones sino también a afrontar los déficits del propio sistema en el que llevan a cabo sus tareas profesionales. Realmente el stress sufrido con la pandemia ha afectado no solo a los profesionales sanitarios sino también a muchísimas otras personas. En cierto modo todos, en mayor o menor medida, hemos sido tocados. El miedo, la incertidumbre, la soledad… también han hecho mella en la población general, y los problemas de ansiedad, depresión están a la orden del día, problemas que obviamente hay que tratar. Otra cosa, sin embargo, es la patologización de síntomas que no dejan de ser la expresión de reacciones lógicas del ser humano ante situaciones más que estresantes. Si no hemos sentido ningún tipo de ansiedad, en el nivel que sea, ante la situación vivida es que ha habido algún grado de inconsciencia o nos han faltado los mecanismos innatos de defensa. Viene esto al caso por la reciente tramitación de la Ley General de Salud Mental que ha levantado la voz de alarma de las Sociedades científicas de Psiquiatría ante la banalización de las patologías mentales tal como las define la OMS, la patologización de las respuestas adaptativa del ser humano a las dificultades, confundiendo la mera aparición de síntomas, como cansancio o malestar, con los trastornos mentales, con una regulación de los tratamientos que difiere de las guías clínicas internacionales y del criterio de las agencias reguladoras. Una Ley, en suma, que, señalan los especialistas, corresponde al ámbito de la filosofía, la sociología y la ideología, pero no al de los trastornos mentales y a la resolución de todos sus problemas.