Previsiones
Da la impresión que todos estamos casi convencidos de que este año acabaremos con el virus y retomaremos la normalidad de toda la vida
Fin de Año en Vejer
Acabamos de estrenar un esperanzador año nuevo y si ha habido un anhelo unánime en el mundo a la hora de recibirlo, desde Times Square hasta el Puente de la Bahía de Sidney, pasando por la Puerta del Sol o la Plaza de España de ... Véjer, ese ha sido que lo vivamos con salud y que en este 2022 dejemos atrás la pesadilla de la pandemia. El primer deseo de todos y cada uno de nosotros, al tomar las uvas, comer las lentejas, o aquello que se acostumbre a hacer en cada rincón del planeta para dar la bienvenida a los próximos 365 días, ha sido que desparezca de una vez el dichoso coronavirus. Desaparecer, lo que se dice desaparecer, es bastante improbable, pero sí que existen bastantes posibilidades, según nos explican los expertos, de que el virus se pueda convertir en endémico y que terminemos conviviendo con él como hacemos con el de la gripe. De hecho, ya se ha dado nombre, flurona, al cuadro resultante de la coinfección por el virus de la gripe común y el coronavirus, un cuadro que, en los aún pocos casos conocidos, cursa de manera leve, igual que ocurre con la mayoría de los casos de la variante ómicron. Así que si junto a la vacunación, que ojalá fuese realmente universal, las mascarillas, la ventilación y las distancias, esas previsiones sobre la evolución vírica terminan por confirmarse, al final habrá que darle la razón a Bill Gate cuando pronostica que la pandemia acabará en el 2022; al fin y al cabo, uno no se convierte por casualidad en la cuarta persona más rica del planeta. Pero, mientras eso no termine de comprobarse, seguimos aumentando los ingresos en los hospitales, porque más leve será la variante, pero se extiende como la pólvora y, ya se sabe, que esto también es cuestión de porcentajes.
Así que, por ahora, nos movemos, algo o bastante desconcertados, entre cumplir normas o el autoprotegernos cada uno como buenamente sepamos o podamos. Será porque estamos ya muy cansados, porque tenemos muchas ganas o porque el inconsciente de gobernantes y gobernados coincide con esas positivas previsiones, o esperanzas, por lo que ya se programan las actividades y eventos habituales de todos los años, si excluimos lo de la no celebración del carnaval en febrero como excepción que confirma la regla. El pistoletazo de salida, la cabalgata de SSMM los Reyes Magos de Oriente por la Avenida. Da la impresión que todos estamos casi convencidos de que este año acabaremos con el virus y retomaremos la normalidad de toda la vida. Si finalmente resulta que es así, dentro de unos meses volveremos a lo que ocurría en la vida cotidiana de aquellas navidades del 2019, incluyendo, todo parece indicarlo, hasta el pago del peaje de la autopista. Porque, obviamente, no todo van a ser ventajas en eso de volver a la normalidad; faltaría más. De hecho, un posible inconveniente sería el retomar el ralentí pre pandémico. Ya lo ha dicho el Presidente del Gobierno, que es el que sabe de estas y otras muchas cosas, al afirmar, antes de venirse a recibir el nuevo año en el palacio de las Marismillas, que la pandemia “no ha sido un freno sino un acelerador del gran proceso de modernización que está viviendo España”. Lástima que tantos miles de personas no hayan podido, por el virus, ser testigos de esa modernización.
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