OPINIÓN
Los otros negacionistas
Ayer, 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, se cumplió otro aniversario del Descubrimiento de América
Ayer, 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, se cumplió otro aniversario del Descubrimiento de América, aunque las entradas del Diario de a bordo de Colón, transcrito, y para algunos manipulado, por Bartolomé de las Casas, pasan del 11 al 13 al relatar los ... primeros contactos con los habitantes de Guanahaní. No son pocos los que niegan que el Descubrimiento lo realizase Colón, atribuyendo el mérito a los vikingos, al galés Madoc, a los fenicios y hasta a los egipcios, aunque ninguno de ellos tuviera la cortesía de comunicarlo al mundo; posiblemente la cosa habría sido distinta en época de whatsapp. Ahora, de acuerdo a los principios revisionistas del actual período histórico, los negacionistas de Colón prefieren hablar de “contactos transoceánicos precolombinos” que son como los encuentros en la tercera fase de la película, pero a escala terráquea. Lo del negacionismo, sea lo que sea lo que se niegue, no es nada nuevo, aunque hoy día el ámbito negacionista se entrecruza y crea nuevas alianzas. Y así, muchos de los que amenazan con destruir la estatua de Colon en el neoyorkino Central Park se manifiestan negando la pandemia. En esto del negacionismo se entremezclan teorías y opiniones de lo más variopintas, de manera que nos encontramos con personas que denuncian que la epidemia está siendo aprovechada para maniobras políticas de toda índole, lo que no deja de tener su parte de verdad, con aquellos otros que directamente la niegan. Esas opiniones tan distintas, mezcladas en el mismo cóctel, no dejan de confundir al personal, como si no estuviera ya suficientemente confundido. El mundo del negacionismo es de lo más heterogéneo como nos está demostrando el dichoso coronavirus. Para muchos la epidemia no existe, el virus no es tan grave y las personas han muerto de otra cosa, de manera que todo es una auténtica conspiración de las élites políticas y económicas mundiales; curiosamente, esa negación de la gravedad de la pandemia es la que parece seguir el Presidente de la primera potencia mundial, lo que no deja de ser un pelín chocante. Otros han visto la negación de la pandemia como una oportunidad de recobrar protagonismo, caso de algún conocido cantante, o directamente de hacer caja, como el famoso Pamiés, adalid del activismo negacionista de la ignorancia, cuyo clorito sódico lo mismo te cura la acidez de estómago, que te hace crecer el pelo o te protege del SARS-Cov2. Curiosamente, Trump, que debe ser un hombre completo y complejo, y que se acaba de auto declarar inmune, también sigue en cierto modo esa línea con su famosa lejía. La cosa es más triste y desalentadora cuando al ámbito negacionista se suman personas que alguna vez estudiaron Medicina, o cuando los que nos deben marcar las pautas niegan las evidencias. Ya nos contó Fernando Simón todas esas horas diarias de trabajo desde el 16 de enero, para terminar negando en febrero los contenidos de los informes nacionales e internacionales. Y es que, realmente, todos podemos comportarnos como negacionistas, aunque no nos declaremos como tales. Lo hacemos cuando llevamos la mascarilla en la garganta o cuando no guardamos las distancias de seguridad ya sea haciendo cola en el supermercado o en los bares de la Sierra durante el puente.