Nuestra gente
Como ya sabemos, estamos viviendo unos momentos especialmente difíciles y, posiblemente, todas nuestras preocupaciones cotidianas han sido relegadas a un segundo plano
Como ya sabemos, estamos viviendo unos momentos especialmente difíciles y, posiblemente, todas nuestras preocupaciones cotidianas han sido relegadas a un segundo plano. Ahora toca preocuparnos de intentar no contaminarnos para, a su vez, no contaminar a las personas más vulnerables. Un ejercicio de sensatez y ... compromiso para todos que, por lo que se ha visto durante los dos últimos días y salvo excepciones, se está asumiendo con la disciplina y diligencia que, desgraciadamente, no han tenido otros previamente. Cuando, dentro de unos meses, pase todo será el momento de pedir responsabilidades, porque haberlas haylas. Ahora toca hacer todo lo que esté en nuestras manos para afrontar la situación e intentar reducir la curva de contagios. Ahora toca asumir ese ‘compromiso social’ del que nos hablaba el presidente del Gobierno en su comparecencia el pasado sábado para declarar el Estado de Alarma, con el primer objetivo, como él mismo decía, de frenar la propagación de un virus, circunstancia que, como también señalaba, no es estática, sino dinámica. Una dinamicidad que todos hemos podido comprobar, en directo a través de la tele, con las imágenes de Wuhan, y desde que el virus saltó las fronteras chinas con la cercana afectación de Italia. O, en nuestro propio país, desde el primer caso detectado a finales de enero y con los datos de su evolución durante el pasado mes de febrero. Efectivamente, dinamicidad no le ha faltado al escenario.
Posiblemente hemos sido un poco ingenuos o, quizá, excesivamente incrédulos ante una situación que parecía que iba con otros y no con nosotros. Posiblemente tampoco leyéramos el comunicado del 2 de marzo del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades. Pero ahora la realidad se ha impuesto y toca afrontar la situación. Y el hacerlo bien depende en gran medida de que todos, sin excepción alguna por muy importante que uno se pueda creer, cumplamos a rajatabla con las normas de contención. También con la rápida ejecución de las medidas indicadas por Sanidad, Interior y Defensa, y especialmente en lo que se refiere a suministros en los centros hospitalarios. Afortunadamente contamos con miles de personas, valientes, responsables, bien preparadas y con una profesionalidad a prueba de bomba que están ahí para protegernos y cuidarnos. Seguro que todos y cada uno de nosotros tenemos algún ser querido, algún familiar o amigo en primera línea, en los hospitales y centros de salud, en los establecimientos de suministros de primera necesidad y que nos aseguran el abastecimiento, en los que mantienen limpios nuestros espacios comunes, en las Cuerpos de Seguridad nacionales o locales, en la Fuerzas Armadas…Todos ellos se merecen nuestro agradecimiento y el que le hagamos un poco más fácil la dura tarea que tienen por delante. Todos podemos ponerles caras; yo pienso en Eli, médico en urgencias o en Marina, en el centro de salud; en Dani, ayudando a que los suministros lleguen; en Lele, resolviendo dudas en la farmacia; en Pilar, en la UCI, y en tantos otros seres queridos y amigos que están ahí trabajando en vanguardia. Todos tenemos nuestros propios Danis, Elis, Marinas, Leles o Pilares. Pensemos en ellos y hagamos todo lo posible por apoyarlos y ayudarles.
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