Hace un siglo
En octubre de 1918, el Gobernador Civil lugar resuelve castigar duramente a los incumplidores que se empeñan en celebrar fiestas y reuniones
Me llega por whasapp una curiosa imagen de un Boletín de una provincia española, fechado en octubre de 1918, en el que el Gobernador Civil del lugar resuelve castigar duramente a los incumplidores que se empeñan en celebrar fiestas y reuniones por no estar convencidos ... aún del grave peligro que ello implica.
Se refería, claro está, a la pandemia de gripe que se llevó a millones de personas en todo el mundo hace un siglo. Una epidemia que tuvo tres oleadas, la primera durante la primavera de 1918, la segunda, y más grave, en otoño del mismo año, y la tercera durante los primeros meses del 1919 con coletazos que alcanzaron al 1920.
Lo sucedido en Cádiz en aquel momento nos lo cuenta el santanderino-gaditano, abuelo de José Pedro y Jaime Pérez-Llorca, Leonardo Rodrigo Lavín, Catedrático y Decano de nuestra Facultad e Inspector Provincial de Sanidad, en su texto ‘La lucha contra la gripe en la provincia de Cádiz’, relatándonos que aquí la primera fase se extendió desde mayo hasta mediados de julio del 18; luego llegó la ola de otoño que atacó duramente hasta enero del 1919 y que, tras decrecer, volvió a recrudecerse en mayo de ese mismo año.
Ha pasado todo un siglo y el Estado de Alarma, recién decretado, parece que se extenderá hasta otro mes de mayo. Parece obvio que los virus no van a dejar de amenazarnos; en aquella ocasión, el minúsculo responsable no se identificó hasta los años 30, obteniéndose la vacuna en la década de los 40.
La ciencia ha avanzado mucho a lo largo del siglo, la atención sanitaria está mucho más desarrollada que en aquellos momentos, y es más que probable que, en esta ocasión, la vacuna llegue mucho antes; Pero, mientras ello no ocurra, las medidas de prevención siguen siendo imprescindibles y no han cambiado mucho desde entonces. Tenemos fotos de aquellos años en las que se observa a la gente con mascarillas, se indica que la enfermedad se transmite por las gotitas esparcidas al hablar o toser, en las recomendaciones se insiste en las medidas de higiene, en ventilar casas y locales o en evitar los lugares cerrados y las aglomeraciones.
En la prensa del Campo de Gibraltar se lee como las autoridades limitaron el número de alumnos en las aulas y determinaron el cierre de los bares en horario nocturno.
En Cádiz se creó una policía sanitaria para controlar la llegada de viajeros, los rastreadores de la época. Incluso hay quejas por falta de termómetros para el control del tránsito. Claro está que entonces no había PCR ni pruebas serológicas, aunque de la existencia de estas últimas tampoco se han enterado, hoy día, en Barajas.
También entonces las autoridades alertaban contra los falsos remedios, y la gripe tuvo hasta sus teorías conspiratorias, como que habían sido los alemanes los que, en los últimos momentos de la I Guerra Mundial, habían introducido un patógeno en las conservas para la expandir la enfermedad. No faltaron las discusiones políticas sobre las medidas a tomar.
En Cádiz hubo protestas por los lugares para aislamientos, el alcalde planteó que una ciudad comercial como Cádiz no podía cerrarse a los viajeros, el carnaval quedó limitado, no sin polémica. Y es que han pasado los años y, aunque el mundo ha cambiado, parece que nosotros no lo hemos hecho tanto.