La Voz de Cádiz - Opinión
Por favor: desalojen la playa, no la ciudad
La última cita con las barbacoas confirma que la costumbre de pasar la velada en la orilla pasó de moda hace tiempo y que toca buscar nuevas fórmulas de ocio
En la orilla de la playa de la Victoria había menos gente que nunca. En las gradas del Ramón de Carranza, también. Ambas evidencias demuestran que el Trofeo tal y como se concebía hasta principios de los años 90, como gran evento futbolístico encadenado a una gran fiesta veraniega ha caducado. Han pasado más de 25 años, sin duda, desde que esta convocatoria no registra una gran edición en el campo de juego. La omnipresencia de la televisión, con sobredosis de partidos durante todo el año, la falta de alicientes para ver a los grandes jugadores –que ya se disfrutan tres veces por semana en alta definición–, los cambios de calendario, la decadencia deportiva (ojalá superada) del anfitrión y algún desastre organizativo (recuérdese la 50ª edición) contribuyeron a un cambio de hábitos que, como en otros órdenes sociales, es una realidad inevitable. Sólo cabe asumirlo, reconducir lo que se ofrece a lo que se demanda.
Fuera del terreno de juego, aquella costumbre de tomar la playa para pasar la noche como remate de la velada de la gran final también hace mucho que empezó a decaer. Tras una fase de gigantismo y exageración en la que cayeron instituciones, pequeñas empresas y ciudadanos, hace una década que la barbacoa es poco más que una cita para jóvenes, cada vez con menos familias, cada vez con menos del sabor y el encanto informal que una vez tuvo. El cuidado de la playa, afortunadamente, gana peso en la conciencia colectiva y hasta el viento de Levante parece pedir el final. Anoche había menos público que nunca. El anterior, menos que el precedente y así sucesivamente. La asistencia lleva una tendencia a la baja hace más de una década.
Como en el caso del fútbol, tampoco se trata de llorar con melancolía por los buenos tiempos. El objetivo debe ser, ya sin tomar la playa, sin ensuciarla, construir una nueva fiesta, un nuevo calendario, alrededor de un nuevo trofeo que ya no es un acontecimiento internacional, ni nacional, regional o provincial. Es una fecha más que, junto a otras, debe formar una programación estival atractiva, diversa y ajustada a la demanda ciudadana.A la nueva.
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