OPINIÓN
El falso discurso de Podemos
Es mentira que la izquierda radical sea más solidaria que nadie o más feminista que nadie,pero muchísima gente compra ese discurso; ese es el nivel y así nos va en Cádiz por ejemplo
Una de las realidades más cansinas de la política mundial, nacional o local –y mire usted que hay realidades cansinas en la política mundial, nacional y local– es la supuesta superioridad moral de la izquierda sobre la derecha. Aquel que se declara votante de izquierdas ... lleva implícito en su ADN el sentirse mejor persona que el que lo hace escorado a la derecha. De forma más o menos sutil si es humano moderado, de manera absolutamente explícita si se trata de un radical. Y en los últimos años los radicales han brotado como setas. Con su cansino discurso moral. Si eres de Podemos eres más feminista que nadie, tienes más conciencia social que nadie, defiendes a los más vulnerables más que nadie. Se trata de un discurso sorprendentemente aceptado por casi todos, aunque no por ello es una verdad irrebatible. Menos aún si nos referimos a la política local, a la de andar por casa.
Ejemplos claros tenemos todos los días. Nuestro señor alcalde presume de no cobrar un duro del Ayuntamiento, sino que lo hace de Diputación. Se supone que así favorece a los gaditanos de Cádiz-Cádiz, aunque maldita la gracia que le hará a los gaditanos de Bornos-Bornos o Benalup-Benalup, que le pagan el sueldo sin que mueva un dedo por ellos. Presume también de donar parte de ese sueldo a los más desfavorecidos, haciendo un uso torticero de la caridad, que cuando es real y desinteresada debe ser un acto absolutamente personal, sin focos ni micrófonos en los que repetirlo una y otra vez. ¿Sabe usted si algún candidato del PSOE, del PP o de cualquier otro partido colabora con asociaciones benéficas de forma anónima y absolutamente altruista? Ya le digo yo que sí, aunque no desvelaré sus nombres precisamente porque de lo que huyen es de la notoriedad en esta faceta de su vida.
Presume también el alcalde gaditano de sus partidas para política social, que son, euro arriba euro abajo, las mismas que destinaba Teófila Martínez cuando era alcaldesa. Y por supuesto el ser más del pueblo que nadie porque sigue viviendo en su «pisito de currante» del barrio de la Viña. Y nadie sabe, por ejemplo, que el candidato del PP tiene su casa en el Cerro del Moro, barrio como mínimo tan humilde como el suyo. Pero no lo va cacareando a los cuatro vientos. Porque en política lo que habría que destacar es la gestión de los responsables públicos, no si en sus ratos libres prefieren pasear por La Caleta o jugar al fútbol con los amigos.
Y ya, en el colmo de la demagogia populista, los representantes de los partidos a la izquierda de la izquierda se arrogan el feminismo como bandera. Es suya. De ellos y ellas y de nadie más. Sin embargo, en la Bahía de Cádiz sin ir más lejos, todos y cada uno de sus cabezas de lista son hombres. Ni una mujer. Que una cosa es predicar y otra dar trigo. Aunque, a lo que se ve, un montón de gente les compra el discurso. Ese es el nivel. Y así nos va.