Nandi Migueles - OPINIÓN

Expresiones del amor

A un hijo se le enseña el camino no la meta

El amor se expresa con palabras pero se demuestra con hechos. Hay diversas representaciones del amor y muchas expresiones sobre el mismo . El amor a los hijos es uno de ellos. Tal vez sea el más puro y altruista de todos. Es un amor que no radica tan sólo en llamarles cariño, sino en darles cariño. No es el que consiste en proporcionarles aquello que no tuvimos nosotros, sino en ayudarles a que consigan sus propias metas. No es el que te hace perder la mesura o el juicio como padre, es aquel que sirve para descubrirles el crecimiento como personas. No es un amor que consigue convertirnos en miembros del servicio en nuestra propia casa, sino el que hace educarnos en que una casa sea un hogar que nos brinda servicios a todos. No es un amor que nos obliga a volver la hoja en nuestras vidas, ni el que nos hace ceder sin más a cambio de no ser molestados con rabietas o enfados escandalosos.

El amor a los hijos consiste en educarlos con valores y todos éstos con mayúsculas. Con responsabilidad como padres pero también como hijos. Educarlos con obligaciones, con compromisos mutuos, sin temores a la frustración de éstos. ‘Quid pro quo’, Dar para recibir, sembrar para recoger. Con respeto mutuo, con dedicación y constancia. Un amor que enseña generosidad y esfuerzo, que nos muestra como andar y no a dónde llegar . Es un amor con firmeza que forja sus pilares con nuestro ejemplo. No podemos pedir que hagan lo que nosotros no concebimos, ni tampoco podemos impedirles que imiten hábitos que nosotros seguimos manteniendo.

El amor por tus hijos no hace que le justifiquemos cualquier acción o comentario que sea desleal con nuestros principios más elementales. Las exigencias por parte de algunos hijos y la permisividad de algunos padres hacen de la libertad una moneda de cambio en un solo sentido. No todo vale en ese amor. Hay quien aguanta en sus roles por el amor a sus hijos y cree que de esa manera los quieren más. Amar a tus hijos es algo más que mantener una situación económica por ellos . Es algo más que aguantar el aliento de alguien cada noche al que no amas. Es mucho más que subir las escaleras para dejarles el ascensor. El amor a tus hijos es entregarles tu alma pero no tu vida.

Muchos autores tratan a los componentes de sus agrupaciones como si fueran hijos propios. Se parten el alma como padres y dicen que los quieren como nadie, mueren por ellos. Les enseñan competición que no esfuerzo, los educan en la envidia y no en el respeto, les imparten clases de divismo y no de humildad, los llevan por los senderos del egoísmo que no de la gratitud, les inculcan a ser los más guapos, más altos, más fuertes y a ser los mejores en todo. Esto les lleva a arrinconar los preceptos de igualdad de empatía y de tolerancia sacando a flote sus enseñanzas del no reconocimiento hacia todo aquel que te haya ganado ese año y a desmerecer al contrario.

A muchos autores se les conocen porque desde el primer día de ensayos se sienten tan ganadores que así se lo transmiten a sus hijos carnavaleros. Le inculcan el desprecio y la fobia hacia todo aquello que no sea su grupo, su estilo o su propio repertorio.

A un hijo se le enseña el camino no la meta .

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