Adolfo Vigo - OPINIÓN
¿La evolución de un Concurso?
Se ha llegado a un nivel en el que para entender el repertorio de algunas de ellas hay que tener un doctorado en Filosofía y un máster en poesía contemporánea
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Llevamos dos semanas del Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval. Dos semanas de preliminares y la verdad que es para preguntarse como decían los borrachos del Selu, «¿qué carajo es esto, Dios mío de mi alma?» Si no fuera por los ratitos que se echan en la página de facebook de ‘Los Críticos del Racataplan’, este Concurso sería para cortarse las venas con el filo de un papelillo. No sé si seré yo, cosa que dudo porque se lo oigo y leo cada día a más gente, pero el nivel de las agrupaciones cada vez es más bajo .
Es como si esto estuviera llegando a un punto en el que las ideas, la originalidad, el espíritu de lo que eran las coplas del Carnaval se estuviera agotando. Parece como si el Falla estuviera abierto a cualquiera que en un momento de inspiración se viera preparado para cantar sobre sus tablas, sin pensar en el público que lo debe de escuchar y sin demostrar el más mínimo respeto al respetable y, por ende, a un concurso de tanta solera.
Mención aparte se merecen las comparsas . Se ha llegado a un nivel en el que para entender el repertorio de algunas de ellas hay que tener un doctorado en Filosofía a la par que un Máster en poseía contemporánea, o eso, o dejarse embriagar previamente por los aromas de plantas asiáticas. Ya no es que la luna tenga luz de plata, que cantaran ‘Los fígaros’ de Paco Alba. Hoy en día sería algo así como que «ya no es que ese satélite enamorado de la Tierra que orbita a su alrededor emane destellos que se asemejen a reflejos argentíferos…» Un ‘rollazo’ para más de uno, que diría el castizo. Que en más de una ocasión cuando terminan de cantar te tienes que ir a la Wikipedia para poder entender lo que ha querido decir el ‘poeta’ con su magnífica letra.
Comparsas en evolución, en involución, comparsas 2.0… ¿pero de verdad se necesita tanta parafernalia para ir a concursar al Falla? Ya lo dijo el gran Emilio Gutiérrez Cruz, ‘el Libi’, «qué de tonterías pa’ salir en el Carnaval».
En la actualidad, más que llevar una agrupación al Falla, parece que se pone en pie todo un proyecto tecnológico. Luces por aquí, maquillajes por allá, tipos alegóricos que dejan volar la imaginación del espectador, pero que no están hechos para los que siguen el carnaval por la radio, y la que tanto nos ha acompañado. Y siempre me pregunto lo mismo, ¿dónde habrá quedado ese tipo de arlequín o de pierrot tan clásico en nuestro carnaval?
Y, por favor, no me lo comparen con la revolución de introducir dos guitarras en la agrupación que hiciera Paco Alba . Actualmente, no es que se lleve algún instrumento de apoyo para la agrupación, es que se sacan autenticas orquestas al escenario. Cada vez se tocan instrumentos más complejos y alejados a lo que era el carnaval. Siempre me digo lo mismo al ver a algunas agrupaciones, «qué suerte tiene ese autor de que sus componentes sepan tocar instrumentos tan variados, porque si no la agrupación se quedaría en nada».
Hoy en día, y no es que no me guste, los punteados de las comparsas son auténticas obras de arte dentro de los pasodobles. Hay veces, que te da hasta pena de que terminen y se pongan a cantar los otros, y te entra ganas de gritarle «chiquillo, deja al ‘punteao’ un ratito más»…