El ‘eterno’ contrato de navantia con arabia
La compañía debería hacer hoy oficial la firma del acuerdo que ayer anunció la alcaldesa de San Fernando en su Facebook
La alcaldesa de San Fernando realizó ayer un ejercicio de incontinencia verbal de libro anunciando en sus redes sociales personales la firma del contrato de Navantia con Arabia Saudí para construir cinco corbetas. Después de años de espera, de demoras en la rúbrica, al final la noticia se hizo ‘oficial’ a través del muro de Facebook de Patricia Cavada, algo que a buen seguro no habrá hecho ninguna gracia en el seno de su partido. El PSOE, que actualmente ocupa la presidencia del Gobierno central, querrá ‘vender’ la buena nueva a bombo y platillo, aunque la alcaldesa del municipio más favorecido por este contrato se le ha adelantado. Resulta paradójico que finalmente el acuerdo se vaya a firmar bajo la presidencia de Pedro Sánchez, cuando el anterior gobierno dirigido por Mariano Rajoy fue quien lo cerró, con la inestimable ayuda del Rey Felipe VI.
Aunque oficialmente ayer nadie quiso hacer pública la noticia –fuentes de la empresa lo daban por hecho y es probable que hoy mismo se emita un comunicado– lo realmente importante es que la compañía naval va a recibir un espaldarazo fundamental para su futuro. La construcción de estos cinco barcos supondrá una inversión de unos dos mil millones de euros, y carga de trabajo durante un lustro para unos seis mil operarios entre puestos de trabajo directos e indirectos.
Este acuerdo quedó prácticamente cerrado el pasado mes de abril, cuando el Príncipe heredero de Arabia, Mohammed bin Salman, realizó una visita oficial a España que supuso el espaldarazo definitivo que necesitaba el contrato entre Navantia y el Gobierno de Riad para la construcción en el astillero de San Fernando de las cinco corbetas. El heredero y ministro de Defensa llegó a Madrid acompañado de un extensísimo séquito y fue recibido por la entonces titular de Defensa española, María Dolores de Cospedal. Ambos firmaron un acuerdo de colaboración entre sus respectivos países en materia de Defensa, que incluía el compromiso definitivo para la construcción de los barcos. No hubo firma protocolaria entonces. Ahora parece que la ha habido, aunque después de tantos dimes y diretes no será seguro hasta que comience el corte de chapa.