Esteban Goti Bueno
Progresismo
Es progresista la defensa de la vida de cualquier ser humano
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Junto con otras palabras del lenguaje político, progresismo y progresista, ocupan un lugar destacado. Sin embargo, lejos de conformarnos con las definiciones habituales, creo que es bueno repasar sus fundamentos. Los estados de la cuestión que se dan por cerrados tienden a quedarse desfasados, y ... no dejan de llevar el sello de cierto autoritarismo.
En primer lugar, es importante caer en la cuenta de qué paradigma usamos para calificar una política de progresista o su contrario. Y, en este sentido, debe hacerse una declaración de intenciones sincera. A mi juicio, el progresismo es toda dinámica en que las personas son reconocidas como seres libres, responsables y solidarias- tal y como proclamaba la Constitución de Cádiz, <
En la actualidad, y desde hace varias décadas, asistimos a un empecinamiento sin sentido en calificar como progresista sólo aquello que procede de la izquierda o de versiones políticas afines. Algunos de los elementos de este aparente progresismo radican, siempre, en la vinculación de las cuestiones reproductivas al caladero electoral del feminismo, en su versión más incapaz de absorber la discusión. Por esta misma razón espuria, oponerse al aborto parece ser lo mismo que estar en contra de la libertad de las mujeres, lo cual es irreal. Por otra parte, suelen figurar como progresistas los temas relacionados con la identidad sexual y de género , que llegan a cuestionar todo para cerciorarse de que no se pueda llegar a ninguna conclusión sobre nada. Y en ese terreno nebuloso se apuntala la indefinición obligatoria en la que supuestamente nadie se sentirá ofendido. Sin embargo, la existencia de convicciones no anula el respeto por las formas de vida de nuestros semejantes. El progresismo oficial quiere llevar la intervención del Estado a la meta de convertir a éste, en principio y fin de toda acción política, apartándose de su verdadero sentido; ser un instrumento a favor de los ciudadanos, no una carga sobre ellos. Esa intervención es material pero también ideológica, hasta el punto de pretender establecer qué se debe pensar o sentir para estar en la buena orilla. Y, entre otras cosas, el progresismo de la izquierda ha querido ser un complejo. Uno para todos aquellos que no lo quieran aceptar.
El mayor error para confrontar este tipo de progresismo ha sido la histeria anti-izquierdista. De tal forma que la demagogia de la izquierda, suele combatirse con el mismo mal, pero desde la derecha . De aquí que sea importante tener un marco que, sin deseos autoritarios, pueda dar a conocer otras perspectivas de lo que se considera progresista. Así, tomando en cuenta que mi declaración de progresismo pasa por la defensa de la libertad de cada persona, su responsabilidad y la solidaridad, quiero exponer algunas alternativas progresistas. Reclamo como progresista la permanente capacidad de crítica que asiste a todo ser humano para encontrar bien y justicia . Reivindico como progresismo, la persistencia a favor de las libertades cotidianas, aquéllas que nos permiten ser personas con un proyecto de vida que respete al prójimo y sus dignidades. Enarbolo como progresista la lucha contra la deshumanización y monitorización de la persona, defendiendo sus fuero interno y vida privada. Proclamo progresista la liberación del ciudadano español respecto de la política de trincheras en que estamos cayendo, y, por la misma razón, el derecho de todos a no ser despreciados por sus convicciones. Creo que es progresista la iniciativa libre en las actividades económicas, perfecta aliada de la cohesión social .
Es progresista el respeto a las instituciones y al juego de contrapoder que existe dentro de ellas, como, por ejemplo, el que desempeña la oposición, y, a la cual, el presidente de Gobierno nunca debería haber llamado “minoría parlamentaria”, concediéndole a continuación su legitimidad para existir. ¡Qué consideración!
Tomo por progresista la reivindicación de que los gobiernos expliquen con verdad y humildad sus medidas y decretos , y los sometan a plazo y crítica. Es progresista la libertad de prensa y la búsqueda personal de la mejor información sin intermediarios gubernamentales. Es progresista la existencia de la salud y educación públicas, así como la de los seguros médicos privados y los centros educativos concertados y privados, que enriquecen la sociedad y alivian la carga pública con sus instalaciones y personal.
En definitiva, es progresista la defensa de la vida de cualquier ser humano, por su propio derecho, desde que se halla en el vientre materno hasta que la vejez o la enfermedad le privan de sus capacidades. Es progresista albergar principios y respetar los ajenos, intentando defender los propios sin culpabilidades artificiales. El progresismo no es reduccionista, es una actitud de apertura y debate a lo que cada uno quiera aportar a la comunidad.