Esteban Goti Bueno
Lo que ofrece el PP
Nosotros creemos en la persona concreta, por eso, nuestras sendas de resolución no son masificadoras ni aplastantes en la militancia

Permítanme que les escriba desde mi condición de militante. Tomé parte en la vida política en 2019, con ocasión de las elecciones municipales del País Vasco, siendo presidente del PP Vasco Alfonso Alonso. No sólo le debo gratitud por permitirme aportar mis ideas liberales a ... nuestro partido, sino que he de manifestar que es una de las mentes más preclaras del panorama político español. En aquel momento, el PP acarreaba uno de sus momentos más críticos, a causa de la moción de censura que apeó a Rajoy de la presidencia del Gobierno un año antes y la nebulosa de los casos de corrupción. La nueva dirección del PP se encontraba ante la tarea de reconducir la andadura, ideológica y estratégicamente. Esta labor no era fácil entonces y no lo es en la actualidad, porque el PP es el principal partido del centroderecha en España, es la referencia de los gobiernos que bajo este signo político han sido en la democracia de nuestro país.
La crisis de itinerario implicaba la de todo un sector de la sociedad que indefinida o coyunturalmente nos había dado su confianza. El PP no ha vivido circunstancias que no hayan experimentado otros partidos, pero por nuestra propia cultura política, las soluciones nunca reciben una aceptación obediente por parte de nuestros activos. Nosotros creemos en la persona concreta, por eso, nuestras sendas de resolución no son masificadoras ni aplastantes en la militancia. Es más complicado hacer política de esta manera, pero es coherente con el perfil liberal y humanista.
El PP ha tenido que encarar, además, la competencia política que han supuesto Ciudadanos y Vox. Sin embargo, es un escenario político artificial, por la sencilla razón de que estos dos partidos representan aspiraciones ideológicas distintas, unas más convergentes con el PP que otras. Ciudadanos apostó por una definición liberal progresista. Vox, por su parte, se presentó como la derecha verdadera, aunque en el fondo representa un tipo muy concreto de derecha: populista y nacionalista. El PP es otra cosa, tiene algo diferente que ofrecer. Esta particularidad reside en su propia refundación de 1989, en tanto que la antigua AP decidió ser en adelante, la casa común de los conservadores, liberales y democristianos, sin excluir a los socialdemócratas moderados que ya habían participado en UCD.
Precisamente, esto quiso ser el PP; una reedición actualizada de aquel partido. De ahí que Aznar, en sus inicios como presidente del partido, impulsase el giro al centro reformista o la centralidad del partido en cada ciudadano. Tiempo después, en 2006, se llevó a cabo oficialmente la incorporación del CDS al PP. En el evento convocado al efecto, Rajoy ratificó a nuestro partido dentro de la herencia del centro democrático, y Esperanza Aguirre aplaudió que con aquella suma política tomaba vuelo el perfil de centro liberal. En este sentido ideológico creo que somos muchos los populares que nos sentimos representados.
El PP no constituye un partido exclusivamente identificable con el PP Europeo (EPP) –donde nos encontramos muy cómodos– pero en nosotros también existe una clara tradición liberal y socialdemócrata moderada. Tal y como definía en su primer congreso UCD, el PP bien podría adherirse al ideal «personalista», esto es, que el protagonista de nuestra acción política, económica y social es la persona. Como liberales, defendemos las libertades concretas y cotidianas de cada ciudadano, siguiendo la estela de los veteranos liberales de la Transición, y, como humanistas-cristianos, reivindicamos la dignidad moral, física y material de cada ser humano.
¿Qué puede ofrecer el PP con estos cimientos? La convicción de que el Estado es un instrumento al servicio del ciudadano y no un fin en sí mismo. La consideración de que toda autoridad se somete a este principio. La defensa de la legalidad como seguridad jurídica frente a la arbitrariedad y la «voluntad de poder» en la que pueden incurrir los gobernantes. La permanencia en la unidad del país, en todas sus dimensiones, buscando la mejor situación para cada conciudadano. El apoyo a la iniciativa empresarial, familiar y particular, para que pueda fortalecerse la verdadera independencia, la de cada hombre y mujer frente a las invasiones del poder político o económico. El mantenimiento de la solidaridad entre todos los miembros de la comunidad, para que cada individuo pueda tener un desarrollo real de las libertades y se convierta en parte activa del porvenir. El avance de una visión integral de la sociedad, en tanto que toda empresa o actividad puede contener un interés público, aunque no esté gestionada por la Administración. Esto nos conduce a acabar con infundados intentos de dividir a los ciudadanos en sus decisiones; lo público oficial y lo privado, ambos, son susceptibles de actuar sobre el bien común. Así sucede en el ámbito educativo o el sanitario, y sólo se desvirtúa cuando quienes están al cargo de éstos, desdibujan al ser humano y actúan como meros robots ejecutores de protocolos.
Existen otros muchos aspectos de la vida en los que puede plasmarse el mensaje al que está invitado el PP, pero, muy probablemente, la mejor manera de llevarlo a la realidad es leer con espíritu de libertad y humanismo los signos de los tiempos.