Yolanda Vallejo

La que estáis formando... ¡chiquillo!

No lo puedo remediar. En los cuartetos me gusta la estridencia, la cosa burda tirando a chabacana, esa que pide a gritos un iiiiiinnnnnnn!!! al final de cada cuarteta

Yolanda Vallejo

No lo puedo remediar. En los cuartetos me gusta la estridencia, la cosa burda tirando a chabacana, esa que pide a gritos un iiiiiinnnnnnn!!! al final de cada cuarteta. No lo puedo remediar, la gracia exquisita y la finura gaditana no están a mi alcance, y me sustento perfectamente con la rima facilona y soez, con la previsible, la de toda la vida; la del ajo y el moño, y la olla. Nada de florituras complicadas ni de sutilezas filosóficas y atormentadas. Prefiero soltar la carcajada antes de que termine el cuartetero, mucho más que esperar el análisis semántico del día después.

Lo mismo me pasa con el gobierno, mire usted. Sale Rajoy, y hay veces que ya ni espero a que hable, porque me viene inmediatamente el «esssstúpido» de la reina malvada del cuarteto de Joselito, y es que me parto de la risa. Igual que usted, no lo niegue, que cuando compareció Teófila Martínez el pasado miércoles en la sede de su partido, no supo precisar si verdaderamente era ella, o el Popo el que soltaba aquello de los «co-mu-nis-tas» que quieren romper España. O cuando leyó lo del trabajo con «acento andaluz» que pide Teresa Rodríguez en el Parlamento, y se acordó inmediatamente del «gato andalú y los ratones coloraos» –mardito roedore–.

Es lo que tiene haber convertido la política en un Carnaval. Se empieza por la presentación y se termina por el popurrí. Se levanta el telón y ea! a ver lo que trae éste de repertorio. Porque si ya la primera sesión parlamentaria fue de antología, ni les cuento la que se ha montado con las entradas para los siguientes pases. Ni que fuera una reventa, o llevaran cuatro días en cola los señores diputados sin saber dónde se abre la taquilla. Que ya podría nuestro concejal de fiestas, exportar la idea de las entradas nominativas, –que se le ha ocurrido a él este año, por la cosa transparente– y dejarse de tanto trasiego de butacas y de paraíso. Ya lo sabe, a los diputados de Podemos, lo de enviarlos para arriba les ha parecido una «cacicada» - hasta se han hecho un hastag muy chulo- y una «cosa vergonzante». No debe saber Errejón lo bien que se pasa en el paraíso, y la de poetas que habitan en el parnaso de las alturas.

Pero en fin. Lo cierto es que está la cosa chunga para coger butacas en el Congreso. Tan chunga que los diputados afectados han presentado una propuesta al presidente para que, al menos su líder y dos acompañantes, puedan sentarse en la primera fila. No debe saber Errejón que en la primera fila no se oye muy bien la octavilla de las comparsas, y que hay unas corrientes de aire frío chunguísimas cuando se abre la parte de atrás del teatro.

Todo sea por una cuestión de imagen. Ya se lo ha dicho Teófila, que de imagen sabe tela. «Lo que les importa es quedarse fuera del tiro de cámara de la tele». Claro, como a todos. Esto se ha convertido en un concurso de dejarse ver, de a ver quien da el golpe primero, y si Selu se ha llevado a Juan al teatro, Bescansa ya se llevó antes al niño, para preocupación de nuestra exalcaldesa «que podríamos haberle pegado una gripe o cualquier cosa», Iiiiiinnnnnnn.

Y mientras, el país manga por hombro. «Aquí no pasa ná», como cantó el coro. A la espera. Otra vuelta más de tuerca. Ni el Patronato sería capaz de hacer las cosas tan mal. Como tarden mucho en formar gobierno, más que Congreso de los Diputados, podrían llamarse congreso de los imputados, muy de Berlanga todo. Desde el Levante vienen pegando fuerte, ya lo sabe, aunque Rita Barberá insista en que esto de los contratos no estaba «amañao» –gran chirigota del Sheriff–, aunque Alfonso Rus se acoja a lo del «montaje» –dos millones de fianza por un montaje, piénselo–, aunque se sepa que el presidente –otra vez se me viene lo del cuarteto, ¡qué barbaridad!– le mandaba mensajes de amor desesperado, desde los atriles de la poca vergüenza en la cuarteta final del popurrí «Yo te quiero Alfonso, coño, te quiero»… En fin.

Y mientras, el pleno municipal, que se ha convertido en una final larga, tediosa y retransmitida, en la que todos mascan letra aunque repitan repertorio. Que si la pinza a tres, que si la deslealtad de la oposición, que la ciudad paralizada, que la legitimidad de los votos, que si las maniobras orquestales en la oscuridad, que si sigo siendo el rey, que si soy inmortal, que si invencible, que si el bien de la comunidad, que si chatarra… lo mismo. Siempre lo mismo. Pagando un precio muy elevado, porque al fin y al cabo, a los reventas no hay quien los controle.

Y mientras, nosotros como espectadores de la vida que pasa, vamos cogiendo sitio y calentando motores para lo que venga. Esperando el último bastonazo para soltar la carcajada. Por eso estamos aquí, en este paraíso que cantara Ruibal «que nos quiten lo bailao y reviente el que reviente». La que estáis formando…¡chiquillo!

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación