El Apunte - Opinión
La esperanza vuela sobre la Bahía
El sector aeronáutico es un gran ejemplo de que existe presente y futuro industrial, de que hay capacidad para superar retos mayúsculos y crear riqueza
Como si actuara según la teoría de los vasos comunicantes, la industria pesada en la Bahía parece perder fuerza de forma gradual en uno de sus brazos según la gana en el otro.
Mientras el sector naval parece perder preponderancia una década tras otra, aplastado por la competencia despiadada de otros mercados laborales y lastrada por la pérdida de protagonismo del transporte marítimo, el aeronáutico gana protagonismo en la Bahía de Cádiz.
La evolución tecnológica manda y dice que el sector que crece necesita un personal ultraespecializado, a la vanguardia en distintas técnicas, menos numeroso del que llegó a utilizar la mitificada construcción de barcos hasta la década de los 70 del pasado siglo. Pero con todas las diferencias en cuanto a rentabilidad social e impacto laboral, la industria aeronáutica sí puede suponer un motivo de orgullo y autoestima para una comarca herida.
En unos años en los que la ciudadanía cree que no hay ningún foco de trabajo y riqueza para los que viven en la Bahía de Cádiz, este tipo de retos superados pueden ser una luz que muestre un camino. La tecnología utilizada en la planta gaditana de Alestis la convierten en una prolongación de Airbus, que es un consorcio situado en primera línea mundial, el grupo que más aviones de gran tamaño construye y vende en el mundo, en dura competencia con McDonell Douglas, es decir, Europa frente a Estados Unidos.
El hecho de que una empresa de Cádiz forme parte de ese conjunto y haya entregado el primer cono de cola de la última versión del A-350, el avión de pasajeros más avanzado del planeta, es la prueba material de que se puede.
La Bahía y su industria están en disposición de aportar, de competir y de crear riqueza. La factoría de Puerto Real da empleo a unos 600 trabajadores y allí se construyen piezas tan destacadas como el estabilizador horizontal de cola del A-320, el avión de pasillo único más vendido del mercado, o las trampillas de aterrizaje del A-380, el de mayor tamaño. Todo eso no se lo iban a encargar a cualquiera, no lo hace cualquiera. Se hace aquí. Recordémoslo.