Fernando Sicre

Fe, esperanza e insostenibilidad

Los Presupuestos Generales del Estado han sido elaborados en plena cuaresma que terminó ayer

Fernando Sicre

Los Presupuestos Generales del Estado han sido elaborados en plena cuaresma que terminó ayer. La «cuadragésima» como se le llamaba en lengua vernácula del Imperio, tiempo que va desde el miércoles de ceniza, es un momento de esperanza y rememora el éxodo de los israelitas de Egipto durante cuarenta años, la duración simbólica del tiempo de vida de una generación. Los Presupuestos comenzaron su elaboración desempolvando el proyecto que dormía el sueño de los justos en Hacienda. Ahora se santifican con palmas propias de un oasis del desierto. Son tiempos de pactos y de compras. Son momentos de felonías, como la de Judas. Él era el tesorero y por su traición fue recompensado con treinta piezas de plata. Es período de viacrucis. Expresión usada comúnmente para proferir todo tipo de dificultades que se presentan en la vida cuando se quieren alcanzar ciertos objetivos. El calvario representa la senda iniciada con el acuerdo con C’s. Aprehensión, crucifixión y sepultura expresan con exactitud las etapas de la semana. PNV y los dos canarios encarnan las catorce estaciones de penitencias a la que someterán al Estado. La penitente nación española procesionará por las calles. Entre todos terminarán por enterrar al Estado. Pero resucitará gracias al déficit y por su culpa morirá lentamente.

Fe, esperanza y caridad sintetizan los PGE para el año 2017. Para ser un Estado aconfesional, la prevalencia cristiana de nuestra existencia presupuestaria, encumbran nuestras cuentas públicas al grado de milagro. Por eso y por muchas más cosas, les pido marquen con una cruz bien visible la casilla del IRPF. Un 33% de los españoles paga para mantener al resto. Quince millones y medio de compatriotas son los paganos privados del sistema. Tres millones de empleados públicos también a costa de aquellos. Ocho millones setecientos mil jubilados mayores de 65 años y más de nueve millones de personas que perciben algún otro tipo de prestación pública. El Estado sin capacidad de maniobra. Su estructura social y laboral impide el movimiento. El 41% del Gasto público es absorbido por las pensiones. El servicio de la deuda pública representa el 9,5%. Otro 15,5 % al pago de otras prestaciones públicas. El 35% restante a sanidad, educación y otros menesteres… El Gasto como concepto presupuestario, es asimilado a su ordeño. Los españoles hemos decidido dejarla seca, calostros incluidos. Las generaciones venideras serán llamados los destetados españoles. A la vaca para entonces al ritmo de déficit y de deuda, no le quedará ni sangre.

Presentar los Presupuestos como los del crecimiento, los de la estabilidad, los del fin de los recortes y los de la gobernabilidad es un acto de fe. Un acto de sensatez, de eficacia, eficiencia y raciocinio serían aquellos sin déficit y asumiendo ya el pago de la deuda. La contención del Gasto público debe comenzarse recortando la dimensión de las Administraciones. Lo contrario de lo que se ha hecho. La pretensión de novación de interinos a fijos de 300.000 empleados, es el signo inequívoco del obrar a contrario del ajuste advertido como necesario en 2012 en el sector público. ¿Cómo entran los interinos y contratados temporales? Las Administraciones locales y autonómicas son expertas en esas lides. Una vez más la aplicación literal de los principios informadores de la contratación pública de mérito, capacidad y publicidad, caerán en papel mojado. El tiempo de servicio a estos efectos no puede suponer ningún tipo de plus. Se presume que todos los que están valen, en caso contrario debieron ser despedidos. Cosa que en una Administración es impensable. Nuevamente la paz social se antepone al Derecho administrativo. El interés general vuelve a ser vilipendiado. España un Estado destetado.

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