El Apunte

Un esperado paso pequeño

Finalmente será el carril bici el que abra la eliminación de la verja en el puerto de Cádiz

Finalmente será casi una casualidad. La luz verde para el carril bici dentro del recinto portuario permitirá modificar y eliminar –parcialmente y en algunos tramos– la verja del muelle. La vieja aspiración de los vecinos de Cádiz de fundir parte del puerto con la ciudad dará el primer paso en forma de pedalada.

Ojalá sea un principio, una señal del comienzo de una nueva y fructífera etapa portuaria. Porque, con diferencias según el producto, el tráfico de mercancías mantiene una tendencia al alza que sirve de motor al resto de actividades. El incremento de pasajeros hace mucho que dejó de ser noticia. Incluso en agosto mantiene un gran nivel. Su auge es el más notable de España. Ningún puerto ha subido más en menos tiempo y aunque tiene un impacto moderado en su cuenta de resultados. A estos dos pilares hay que añadir otros avances estructurales, más que comerciales y financieros.

Con la financiación de la nueva terminal para el tráfico de contenedores del puerto de Cádiz ya despejada de incógnitas, el túnel que conectará esta nueva superficie con el segundo puente será una realidad aunque con más retraso del deseable. Esta vía que pasará bajo la factoría de Navantia en la capital será una revolución para la conexión del transporte con carretera y los muelles. La imponente explanada de la nueva terminal está llamada a ser ese punto de unión entre dos formas de comunicación que, sumadas, están llamadas a contribuir de forma decisiva a la ciudad.

Ahora, como añadido, de forma parcial y aún tímida, con matices psicológicos, sociales y estéticos, 2018 debe ser también el año definitivo en el que el recinto portuario se abra a la ciudad, con la eliminación de la valla actual y su sustitución por otra móvil, menor. Ese deseo antiguo debe marcar una nueva etapa que deje atrás los días en los que la ciudad vivió de espaldas a su puerto y su mar.

Esa ansiada apertura, las nuevas conexiones terrestres, cierta recuperación económica, la llegada de la financiación, el interés de las empresas del sector por afincarse en Cádiz y la recuperada unión de la comunidad portuaria forman un panorama positivo, cuanto menos. Incluso optimista si se le añade entusiasmo.

El puerto de Cádiz tiene el viento de popa. Sólo falta esperar que no cambie. Para volver a hacer balance y comprobar el éxito cuando acabe 2018.

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