Ignacio M. Bustamante
España, en serio
Por fin. Por fin parece que España vuelve a entrar en una cierta ‘rutina’ política
Por fin. Por fin parece que España vuelve a entrar en una cierta ‘rutina’ política. Mariano Rajoy ha sido investido presidente, nombrando a un Consejo de Ministros como tiene que ser un Consejo de Ministros: aburrido, serio, respetuoso con las instituciones, responsable, discreto y, sobre todo, eficaz en la gestión. Esta obviedad no es tal si pensamos que hemos estado a punto de tener al ahora ‘podemita’ Pedro Sánchez de presidente, a Pablo Iglesias de vice, a Iñigo Errejón de mandamás en el CNI, a Carolina Bescansa vaya usted a saber de qué y a Ramón Espinar de ministro de Vivienda Protegida. Para correr. Afortunadamente no ha sido así y ahora lo que toca es exigir dos cosas: por un lado, que la recuperación económica se consolide, con todo lo que ello supone en cuanto a creación de empleo, mejora de derechos sociales etc. Y por otro, que no haya más casos de corrupción, que los que se están investigando lleven a la cárcel a todo el que tenga que llevar y que los grandes partidos se regeneren a fondo.
Que la política, en definitiva, pase a un cuarto o quinto plano en nuestras preocupaciones diarias. Ese será síntoma de que todo se normaliza. Si hablamos de fútbol, del colegio de los niños, del último capítulo de ‘Juego de Tronos’ o de nuestro malvado jefe antes que del tal Rufián y sus insolencias de adolescente malcriado o de un nuevo mangante del PP, del PSOE o de Podemos, es que empezamos a ir por el camino correcto. Como en el fútbol, si el árbitro pasa desapercibido, es que lo está haciendo bien.
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