Un esfuerzo con recompensa

Todo esfuerzo merece una recompensa y el sector turístico gaditano espera tener la suya este año. Y se lo merece más que nadie. En tiempos de bonanza supo ser cauto y conservar la excelencia y el servicio personalizado, huyendo de las masificaciones y de la oferta prefabricada. Años después llegó la crisis y, con un gran esfuerzo, el sector optó por tratar de hacerse fuerte, de no rendirse ante la adversidad y, además de hacer un sacrificio tremendo por mantenerse y no cerrar, no redujo un ápice la calidad. Sabía que, cuando mejorase la situación económica, el turista que había quedado prendado de la luz, de la gastronomía y de las infraestructuras de la provincia, volvería. Era difícil, pero hubo unidad y, pese a todo, se mantuvieron las buenas prácticas en el sector y se huyó, pese a la tentación, del ‘tirar los precios’, sabedores de que la calidad y el esfuerzo hay que pagarlos.

Y el pago ha tenido recompensa. Cuando la crisis ha amainado, antes en el resto de Europa que en España, los turistas ha vuelto como torna la cigüeña al campanario. Lo han hecho porque sabían que Cádiz era un destino amable, un lugar en el que se hacían las cosas bien y en donde un cliente es algo más que un euro con maleta, gorra y calcetines bajo las sandalias. Este año, los hoteles han adelantado su temporada turística para recibir a los visitantes que valoran el esfuerzo y la profesionalidad del sector. Y que también entienden que, como la suerte, los negocios también son propicios a los valientes.