Fernando Sicre - OPINIÓN
Las equidistancias del centro
Rajoy ha sabido gestionar adecuadamente la crisis, con la implantación de un compendio de políticas económicas acertadas y necesarias
La estabilidad de un país descansa en la moderación de las opciones políticas, con capacidad de gobernar. Si analizamos el perfil social de los electores y su relación con los partidos políticos, observaremos los dos ejes que vertebran la política española desde la Transición. El sistema de partidos se configuró con arreglo al eje derecha e izquierda y un segundo eje, la contraposición entre fuerzas de ámbito nacional español y los nacionalismos periféricos. Esta última es expresiva de la contraposición centro-periferia. Se observa desde 1977, que el eje izquierda-derecha ha mostrado gran estabilidad, permitiendo un voto ideologizado. Pero, con el transcurso del tiempo, las clases sociales como sujetos y justificación de la dicotomía izquierda y derecha, han ido perdiendo influencia en favor de otros factores, entre los que se encuentra la edad de los votantes, como factor de cambio paradigmático.
Nada que objetar al resultado electoral, si no fuera por las excentricidades y ambiciones de algunos. Rajoy ha sabido gestionar adecuadamente la crisis, con la implantación de un compendio de políticas económicas acertadas y necesarias. En mi opinión insuficientes y como diría su hijo, mejorables. Sánchez, lenguaraz, soberbio, maleducado y ambicioso… seguro que me quedo corto. Porque no se nos olvide, ha perdido las elecciones. Es cierto que el PP no ha ganado las elecciones, aunque haya sacado el mayor número de escaños. Pero es imposible sostener que el PSOE las haya ganado. Su fracaso estrepitoso discurre paralelo con el afán desmedido, producto de la desesperación, para intentar forma gobierno. Por mucho menos, un insigne socialista y ugetista, J.R Martínez, de la federación de Madrid y secretario General de UGT banca, mandó a «su puta casa», al entonces gobernador del Banco de España. El sindicalista y socialista madrileño recamaba al gobernador mantener un cierto criterio de homogeneidad, con el gobierno del entonces presidente ZP. Se le olvidaba que el cargo de gobernador exige independencia. No se trata ahora en primera instancia de la situación económica, sino de España como país. La sola contemplación de pacto con Iglesias y la exigencia por éste planteada del derecho a decidir, lo descalifica por completo.
Volvamos al concepto de la equidistancia desde el centro político y el eje izquierda-derecha. Es incierto cuando Sánchez alude a que el pueblo español ha dispuesto un mandato para la formación de un gobierno de cambio. Si nos atenemos al eje izquierda-derecha, los partidos de izquierda suman 171 escaños, mientras que los de derechas 179. Desde la óptica del segundo eje, confrontación centro periferia, la suma de escaños es determinante, 253 frente a 97. Es decir, la cantidad de ciudadanos que han apoyado explícitamente la defensa de la soberanía nacional, solemnemente recogida en los programas electorales de PP, PSOE y C’s, supera el 72%. Quizás sea el momento de acometer las reformas necesaria para que este país funcione de verdad y el momento puede ser visto como una oportunidad histórica. Ya que tampoco se entiende con la gravedad de la crisis padecida, no se hubiesen instalados gobiernos de concentración ante los retos que la historia deparaba a España.
Me queda una duda. No sé el posicionamiento personal y político del señor Martínez ante la situación creada por el señor Sánchez en el PSOE, pero entra dentro de lo posible que aquel mande a su «puta casa» a éste. Sería un ejercicio de coherencia, cosa que la progresía detentadora del pensamiento único y la superioridad moral, no acostumbra a gestionar adecuadamente.