Fernando Sicre

De la envidia al odio nacional

Los motivos del odio hispano son innumerables, pero el motivo capital es el del odio a sí mismo

El español es envidioso por naturaleza. Nuestros propios sentimientos-resentimientos hacia alguien puede que nos hagan más daño que nuestro peor enemigo. Los motivos del odio hispano son innumerables, pero el motivo capital es el del odio a sí mismo. En esta situación, desaparecen todos nuestros sentimientos positivos. De ese círculo vicioso nos saca la autoestima, el amor propio. Las carencias en ello son parte de las evidencias empíricas que nos definen como pueblo. El individualismo español aún no ha madurado lo suficiente, para que se produzca ese punto de inflexión. Pero como éste no llega, la situación de putrefacción social producto de la envidia ha devenido en lo peor del ser, el odio.

El odio nacional, como ‘La escopeta nacional’, típico producto ‘Made in Spain’, gran producto del ‘merchandising’, desterrado desde los inicios de la Transición, ha vuelto a nuestras vidas, situándose en un lugar preferente. Una vez más el ínclito y nefasto ZP ha sido el precursor de los males hispanos, ayudados por el revés que siempre supone una situación de crisis como la padecida. Su ignorancia en casi todo, pero exacerbada en principios elementales de economía y en principios elementales-dogmáticos de naturaleza política, produjo desde los inicios de su segundo mandato, el cuestionamiento de nuestro modelo de convivencia constitucional, provocando la aparición de independentistas, antisistema, populistas y comunistas. Ha situado al país en el frentismo y en el guerracivilismo. Ahora ‘Zpedro’, su continuador que casi santifica a su precursor, ha exigido en beneficio propio, como medio de supervivencia política personal, los pactos habidos después de las municipales y autonómicas con los del Coleta, beso incluido. Éstos son los que propugnan la violencia y atentan contra la libertad, manipulan y dividen a las personas, ofreciendo lo que es imposible. Si la educación en España fuera un valor fundamental, que los políticos se han encargado que no sea, y los españoles tuviéramos ese pozo intelectual que posibilita la sana crítica, los españoles en masa despreciaríamos directamente esta opción política, por inconsistente, imposible, retrógrada y tendenciosa al empobrecimiento generalizado de la sociedad y la nación.

La caída del muro de Berlín y con ello la ideología comunista que lo sustentaba, hizo emerger en la izquierda el discurso de lo políticamente correcto, convirtiéndose este en una especie de dictadura del intelecto, que ahoga en realidad el libre pensamiento y su exposición. El del Coleta, el de los de la exhibición de pechos amamantadores, el de los besitos, el de las frivolidades políticas, que ante la carencia de discurso real y posible en el contexto europeo en el que nos situamos, incorporan elementos de provocación y radicalización. Es el resurgimiento del Frente Popular que reaviva el odio entre españoles. Y los mandamases del PSOE actual se afanan de manera indigna en mendigar un pacto contra los que ofenden al presidente Felipe González, del que solo puedo decir que fue un gran presidente, con sus carencias, como todos, pero sin duda alguna un gran estadista. Miren, Mariano Rajoy ha sido un muy buen presidente del Gobierno, aunque un mal presidente del partido. Un pacto con Podemos está abocado al desastre social y económico que nos sumirá en la miseria y nos hará más enemigos que compatriotas, porque habrá terminado por polarizar para mal e irreversiblemente a la población española.

Las dos España y ante una situación parecida a la de 1934. El Frente Popular de entonces con las miras puestas en la URSS, ahora en regímenes totalitarios como Venezuela e Irán. Todo un paradigma de libertades y Estado de bienestar. La envidia y el odio cuando se instala en nuestro interior, elimina todos nuestros sentimientos positivos y saca lo peor de cada uno. Esto es lo hay y el PSOE debe ser consciente de ello.

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