Enrique Tapias Herrero
El año glorioso de 1625 y la pintura
En tiempos de crisis como los actuales no viene mal recordar momentos felices de la historia
Si repasamos la historia de España será difícil encontrar un año que supere a 1625 en cuanto a acontecimientos favorables. Hacía poco que Felipe IV había subido al trono y algo menos desde que falleciera Baltasar de Zúñiga, por lo que su sobrino ... Gaspar de Guzmán, el futuro y poderoso conde–duque de Olivares, actuaba como valido. En 1621 había finalizado la tregua de los doce años con los Países Bajos. Ese mismo año, los holandeses habían creado la Compañía de las Indias Occidentales (WIC) esperando repetir los éxitos de su hermana de las Indias Orientales. Uno de los principales objetivos de la WIC era asentarse en tierras brasileñas donde se realizaban importantes negocios con el azúcar, auxiliados por mano de obra esclava procedente de Angola y Guinea, todo ello en poder de los portugueses.
A pesar de las advertencias de la corona española, que había recibido información reservada sobre las pretensiones holandesas, los portugueses no lo tomaron muy en serio y, en 1624, una fuerza expedicionaria de 35 naves bajo el mando de Jacobo Willekens, ocupó sin apenas resistencia la capital, San Salvador, en la Bahía de Todos los Santos. Tan pronto tuvo noticia, la Corona dispuso una fuerza naval hispano-lusa de 53 unidades que, bajo el mando del general Fadrique Toledo Osorio, acudió en enero de 1625 y, tras un mes de asedio, recuperó la ciudad. La flota holandesa que llegaba al rescate al encontrar en la bahía a la armada de Toledo, eludió el enfrentamiento. Una división de esa flota, en su retorno, atacó y desembarcó en San Juan de Puerto Rico, pero pudo ser finalmente rechazada.
El primero de noviembre de ese mismo año una flota angloholandesa de 90 navíos entró en la bahía gaditana tratando de saquear la ciudad, encontrando varias galeras y catorce unidades recién llegadas de Brasil. Cinco días más tarde emprendían la retirada al encontrar la ciudad mejor fortificada de lo esperado y una fuerte resistencia local, mostrando un planteamiento bélico desastroso. Por si fuera poco, esperaban interceptar la flota de la plata que debía estar a punto de regresar de las Indias, pero una epidemia a bordo les obligó a retornar a la base tres días antes de que entraran en Cádiz los galeones de Tierra Firme y la flota de Nueva España. A todos estos episodios habría que añadir la conocida rendición de Breda por el general Spínola, y el socorro de Génova por el segundo marqués de Santa Cruz, que acudía con su flota en la guerra con Francia.
Para conmemorar los felices eventos cinco nuevos cuadros adornarían el Salón de Reinos del Casón del Buen Retiro; hoy en día esos cuadros se exponen en el Museo del Prado. Sus autores fueron Juan Bautista Maino, Francisco Zurbarán, Eugenio Cajés, Diego Velázquez y Antonio de Pereda. Y es en ese salón donde Felipe IV, que destacaba por su mecenazgo en la literatura, teatro y bellas artes, acostumbraba a recibir a los embajadores. El conde-duque de Olivares había planeado hacerse con una serie de cuadros de batallas por lo que había convocado a destacados pintores del momento. Algunos años más tarde, Luis XIV tomaría una decisión similar al decorar con pinturas conmemorativas sus victorias en el magnífico Salón de los Espejos del recién construido palacio de Versalles. Otro monarca subyugado por la pinacoteca de los Austrias fue Carlos I de Inglaterra y Escocia, que conoció la espléndida colección madrileña de Felipe IV, cuando viajó a Madrid en 1623 para pedir la mano de la infanta María. El rey le regaló dos cuadros de Tiziano que despertaron su afición por la pintura. A partir de aquí, se hizo con una pinacoteca impresionante mientras protegía a pintores de la talla de Rubens y Van Dick. En el campo de las letras, clásicos españoles como Calderón y Lope de Vega también celebraron las victorias españolas al publicar títulos como El sitio de Breda y El Brasil restituido, respectivamente. En tiempos de crisis como los actuales no viene mal recordar momentos felices de la historia.