Enrique García-Agulló

Ha vuelto septiembre

Algo tendrán que hacer sus señorías después de todos estos meses de holganza

Enrique García-Agulló

Si no fuera por los anuncios de la tele no sería consciente de que, con el calor que está haciendo, el verano ha anunciado ya su pase de estación a través del calendario. Y no me habría dado cuenta de que septiembre ha llegado porque ... los informativos no hacen más que dar noticias de los angustiosos rebrotes que se están dando en España ahora que los turistas se han ido y que los que estaban de vacaciones van dejando sus lugares de ocio y descanso para retornar a su habituales domicilios.

Los anuncios de septiembre en la tele, como los de Navidad y Reyes en su momento, ya saben, perfumes, turrones, cavas y juguetes, son fieles. Ahora son los de las colecciones que, cada final de verano y principio de curso, vuelven a visitar nuestras pantallas. Repiten cada año y debe de irles bien a sus anunciantes la venta de todas esas cosas que buscan estimular a los españoles un afán por el coleccionismo, casi siempre de lo mismo, que si dos tomos de bibliotecas de grandes autores, la pieza reina de alguna maqueta de barco o de coche, algún mineral o un llamativo hueso largo de un esqueleto, etc., cosa que, como les digo, debe de funcionar porque es un clásico en la publicidad aunque pronto llegue la segur y esos números uno de las colecciones queden en muchas casas aislados en una estantería, los dos primeros tomos de aquella enciclopedia, en la despensa aquellos primeros sobres de semilla que nunca se plantarán y, en el olvido el sofá de aquella casa de muñecas que nunca se acabará.

También septiembre es mes de acostumbrados titulares e imágenes con la vuelta al cole de los niños, este año lleno de confusiones con lo de las medidas a adoptar por lo del Covid , pero también es la vuelta de nuestros parlamentarios que con lo de la pandemia llevan bastantes meses por estrenarse y a los que les queda el trámite del presupuesto, que llevamos con los mismos desde que gobernaba Rajoy. Algo tendrán que hacer sus señorías después de todos estos meses de holganza. El Vicepresidente segundo que con eso de que su pareja es ministra de igualdad y nada le va a decir, nos ha contado que el anuncio de los presupuestos van a hacerlo el presidente y él, no la vicepresidenta primera, ni la ministra de hacienda ni la vicepresidenta económica, no, porque esto de los presupuestos debe ser, como decía aquel antiguo anuncio de la tele, «cosa de hombres» y doña Irene nada le va a decir por eso.

Nos queda Cádiz y sus munícipes, que espero se esmeren en poner los colegios en perfecto estado sanitario para salvaguardar la salud de nuestros escolares, pero que no renuncian a su principal esfuerzo, el cambio del nomenclátor, casi como lo que hacían los anteriores alcaldes que a la vez eran jefes locales del Movimiento, cambiando Mina por Generalísimo Franco y rotulando nuestras calles con López Pinto, Brunete, División Azul, etc. O sea, lo mismo de lo mismo, porque como ellos no creen en lo de la transición, aunque bien que se aprovechan de ella, pues se han quedado en 1975, en este juego de cambios de nombres que ahora va a por lo del estadio para el que han abierto una dirección electrónica en la que cualquier persona, vecino de Cádiz o no, vaya dejando desde sus direcciones de correo los posibles nombres entre los que esa notable comisión de expertos tendrá que decidirse para proponer a los munícipes cómo llamar cada escalón de mi Carranza. Cosas de Cádiz.

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