Enrique García-Agulló

Vengo a hablar de mis flores

Vamos acercándonos a los cuarenta años llevando flores y nos gusta seguir sintiendo permanente respeto y merecido agradecimiento por aquel gigantesco paso que dieron los españoles en 1812

Enrique García-Agulló

Aún queda vivo el recuerdo de aquel programa en el que Francisco Umbral se enfadó con la presentadora porque pasaba el tiempo y no se hablaba de su libro. «Yo he venido a hablar de mi libro», ¿se acuerdan? Singular testimonio audiovisual en colores entre ... lo estrambótico y lo racional, quizás como hasta un cántico de libertad individual frente a la presión del gran medio. No digo mis flores porque sean mías, no, son las que hemos puesto cada 19 de marzo los del Club Liberal 1812, bueno, no todos los 19 de marzo porque, en 1987, no las pudimos poner al no dejarnos el Ayuntamiento y tuvimos que llevarlas hasta el Puente Canal, donde el océano se hace pequeño y cruza para saludar a nuestra Caleta. Tuvimos que organizar una procesión cívica que, ante los atónitos ojos de un viejo liberal alemán que no se creía lo que estaba viendo, llegó hasta la iglesia de La Palma y, de La Viña, al malecón que va camino al Faro y que lleva hoy merecidamente el nombre de Fernando Quiñones. Por delante, desde la plaza de San Antonio hasta San Sebastián, la tuna de Derecho ondeando su bandera roja, cosa que, según me contaron después, alarmó tanto a la guardia del castillo que se predispuso alerta ante la turba. Aquellas flores se quedaron en nuestras aguas de fuera y de dentro meciéndose suavemente en su resaca.

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