Enrique García-Agulló
Tres jueces en un gobierno
Parece que se han dejado absorber por la vorágine de quienes forman ese grupo que hoy tenemos al mando de los intereses de España

Asiste uno atónito a la actuación por activa y por pasiva, más por ésta que por la otra, de estos tres magistrados que, en unión de otros licenciados en Derecho, forman parte del equipo nacional de gobierno, pero dándose la circunstancia de que estos tres, ... además, han formado parte antes del Consejo General del Poder Judicial como Vocales por el ‘cupo’ socialista.
Se trata de tres juristas que, por sus carreras y su primigenia vocación, en mi modesta opinión, podrían estar más atentos a corregir los desvaríos de sus compañeros en la mesa del consejo de ministros porque hay que ver las cosas que se oyen y se leen de quienes tienen la honorable función de administrar los intereses de nuestra nación cuando uno ve el cariz que toman las declaraciones de unos u otros, de los ministros y de las ministras en general, que no digo ya de las que emerjan de estos tres juristas, sino de las del conjunto del gabinete, que más parece a veces una asamblea veinteañera de facultad donde ganan los que más gritan que el elenco de gobernantes que tiene en sus manos nuestro presente, nuestro futuro y, aún más, que también ha dibujado ya nuestro pasado.
Cualquiera se puede quedar como yo igual de atónito al saber que forman parte de ese gobierno estos tres ministros a los que hay que presumir conocimiento de lo que se puede hacer con las leyes, mesura en sus decisiones y tomas justas de consideración, así como, por su profesión y por su vocación de discernimiento y de dirimir cuestiones con la ley en la mano, dar respuestas razonables, razonadas y equilibradas pero, qué va, estos tres ministros también parece que se han dejado absorber por la vorágine de quienes forman ese grupo que hoy tenemos al mando de los intereses de España y que nos vienen dando tan notable espectáculo que enfrenta a unos y a otros según vengan del PSOE ‘sanchista’ o del Podemos ‘iglesiano’. Una suerte de Dr. Jekyll y Mr. Hide conviviente en un solo cuerpo que va de zancadilla por aquí, de iniciativa legislativa por allí, de monarquía o república por en medio, de federalismo sí y de constitucionalismo por qué. Y ahora encima con Iceta en lo territorial.
Si el Dr. Sánchez ya nos dijo que no podría dormir tranquilo teniendo a Podemos en el gobierno, imagínense cómo podremos explicar nosotros esta situación de indefensión en la que nos vemos sumergidos si no fuera tras una concienzuda dieta de ansiolíticos que algún sufrido galeno pudiera recetarnos si las cosas siguen como van, así que, como modesto jurista jubilado, me pregunto ante ustedes qué hacen estos tres juristas de carrera en ese lío, a veces de ellos frente a ellos, y cómo van a poder mirar a los ojos de quienes fueron sus compañeros años atrás en la judicatura, a los de los abogados a quienes escucharon en tantas vistas o a las personas a las que sentenciaron.
Los tres han sido Consejeros del Poder Judicial y podrían explicar a sus compañeros de gobierno por qué un Consejo como éste ha de ser independiente, pero lo que hace aún ver más triste la cosa es tener que admitir que los partidos tengan cautiva esta institución como un trampolín más para saltar al gobierno, ese ente jamás harto de poder que siempre trata de comerse a los otros dos poderes, uno prácticamente ya fagocitado y del que sigue haciendo una larga digestión parlamentaria y, el otro, aunque enrocado en una defensa numantina, que puede convertirse en el último que en España consiga mantenerse independiente de los otros dos.
Todo es tan estrambótico como las elecciones catalanas en plena epidemia, (mírese Portugal o Francia), o con VOX dándole a Sánchez la llave del reparto de los dineros de Europa que, como su antecesor ZP y avalado ahora con la ayuda de esta derecha, bien que lo podrá hacer ya solo a su manera.