Enrique García Agulló
Teófila
Cádiz aún tiene pendiente el que debe dársele a esta persona que se desvivió y aún, desde sus muelles, se desvive por Cádiz y por su puerto
Creo que fue este pasado jueves cuando leí un sentido artículo de Teófila Martínez, exalcaldesa de Cádiz, poniendo ciertas cosas en claro a quien, también ciertamente, legítimamente está hoy obligado a regir los asuntos municipales de la ciudad gaditana y que anteriormente había hecho unas ... declaraciones sobre el estado del nuevo puente.
Recuerdo perfectamente, casi como si fuera hoy mismo, lo que me decía Teófila respecto a la conveniencia y a la necesidad de este puente nuevo en una localidad que tenía atrapados a 130.000 habitantes con una única salida por tierra a través de nuestro preciosísimo istmo camino de la Real Isla de León que, uniendo sus casi 100.000 habitantes, aumentaba el problema al terminar el cuello de esa botella en un vetusto puente romano. Y por otro lado, con la obra de Carranza del puente sobre la Bahía que, cada vez que lo precisa, se abre para que pasen los buques de Bazán o de La Carraca. O sea, que prácticamente un cuarto de millón de españoles, aún a principios de este siglo XXI, teníamos únicamente estas dos vías para entrar o salir.
Y me contaba, además, que Cádiz y su muelle necesitaban engancharse como fuese a la autovía de Los Barrios que unía el puerto de Algeciras con el resto de España porque corríamos el riesgo de quedarnos desconectados y como descolgados de esa suerte de barra que cruza la provincia si queríamos subsistir, dadas las limitaciones de nuestras comunicaciones de entonces que hacía que el tráfico proveniente del puerto tuviera que cruzar toda la ciudad antes de dejarla. Se puso a la faena hablando con unos y con otros para sacar de los cajones aquellos primeros estudios que se hicieron del puente nuevo.
Lidió y trabajó con toda clase de ministros y subsecretarios, hasta que por fin, con su natural empeño y su probado tesón, lo consiguió como en su día lo del soterramiento y por el que creara una nueva avenida, uniera los barrios de extramuros separados por el ferrocarril, repartiera los tráficos y, de paso, hasta plantara nuevos parques y jardines favoreciendo la ubicación de una zona moderna comercial atractiva no sólo para la ciudad sino para nuestra Bahía.
Han sido demasiadas las cosas las que promoviera y que hiciera por Cádiz durante estos 20 años como para resumirlas en estas líneas pero ahí están para mucho tiempo en la memoria urbana y humana de esta ciudad y, cada vez que se haga una comparativa, saldrán frente a lo que no se hace ni, como van las cosas, parece que tampoco se vayan a hacer.
Y es que Teófila nos trajo un proyecto de ciudad por el que trabajó sin descanso durante los más de 7.300 días que fue alcaldesa, un proyecto que compartió con la sociedad con la que se comunicaba cada uno de esos días y durante los que siguió sirviendo al municipio desde la oposición.
Ahí están sus hechos y sus realizaciones, la transformación urbana, la proyección nacional e internacional de Cádiz, su atractivo turístico, el aumento de cruceros con sus consecuentes pasajeros y tripulantes, la apertura de nuevos espacios culturales y deportivos o sus constantes encuentros con toda clase de entidades.
Ella y sus concejales. Que no habrá asociación de vecinos, gremio o colegio profesional, sindicato, cofradía o asociaciones de todo tipo con el que dejara de entrevistarse y conociera sus pareceres. Tal es su apego a la ciudad, a su historia y a su gente.
Lo he comentado con unos y con otros, Cádiz, tan pródiga en homenajes de todo tipo, aún tiene pendiente el que debe dársele a esta persona que se desvivió y aún, desde sus muelles, se desvive por Cádiz y por su puerto.
Ver comentarios