Enrique García-Agulló

Si todo sube, que baje el gasto

Desde hace tiempo, el arte de la política profesional se sustenta en el engaño, en la confusión y en las medias verdades, que son de por sí las mentiras más rotundas

Enrique García-Agulló

El presidente del gobierno ha sacado de la chistera otro conejo para darnos coba con lo de que el alza de los precios o la inflación es por culpa de Putin. Vaya, poner de excusa esto, entre el dolor y el sufrimiento de una nación ... invadida, agredida y bombardeada sin piedad por los rusos para disculpar la escalada de precios, en principio no sienta bien. Podría haber empezado mejor con humildad, como la que tuvo el Emérito con aquello de «perdón, me he equivocado», antes de pedir que nos hagamos fuertes frente a esa mayor escalada de precios que nos va a llegar, porque ya la veníamos sufriendo hace tiempo. Sin aprovechar la ocasión para largársela sólo a las hordas rusas que otra vez más avanzan hacia Europa.

La luz no ha subido ahora, los combustibles tampoco han subido ahora y los transportistas nos lo van a decir bien claro este lunes. Ni la cesta de la compra ha subido ahora, que lleva meses ya en claro ascenso. De la chistera, el único conejo blanco que esta vez sacó es que, con Putin, todo lo que ya venía subiendo en España bastante más rápido que en los países europeos de nuestro entorno, va a subir ahora aún más.

Yo no gasto tiempo ya en repasar más mentiras, ni las que sus colaboradores repiten como mantras, para qué. Desde hace tiempo, el arte de la política profesional se sustenta en el engaño, en la confusión y en las medias verdades, que son de por sí las mentiras más rotundas. Y, aún peor, aliñadas con la agradecida colaboración de quienes se dicen tertulianos o creadores de opinión dorando la píldora dentro de ese gran escenario de la confusión abierto entre las redes sociales, prensa afín o televisiones agradecidas, todo un espectáculo de dimes y diretes trasladado incluso ya a esos programas que llaman de entretenimiento donde mezclan sus frivolidades con las imágenes descarnadas de la guerra.

Dicho esto, hemos de coincidir con él en que las cosas que vienen no pintan bien, que habrá que amarrarse los machos porque llegan curvas. Una dependencia tan grande de lo exterior, una rala atención a lo interior y, por encima de todo, una excesiva alegría en los gastos de lo público no es una buena ecuación. Quizás estos políticos con su educación de tuteo no estudiaron las cosas como cuando nosotros las estudiábamos hablando a los profesores de usted porque, a lo mejor, les hubiera quedado en su memoria fábulas como la de la cigarra y la hormiga, por ejemplo.

¿Cómo se van a sostener ahora las pensiones revalorizadas con el IPC, o el SMI, con los caudales públicos que sólo se nutren de los impuestos de los que trabajan, tengan dinero o sean mileuristas? Porque aquí, por recibir rentas, salarios o pensión paga impuestos todo el mundo cada vez que compra algo. El bienestar social se puede mantener sólo si se crea en torno a una política austera y eficaz bajo el imperio de la ley, con una fuerte estructura de emprendedores capaces de crear puestos de trabajo y una sociedad formada en los valores.

Adelgacen con valentía desde el gobierno el gasto público y sean los primeros en dar ejemplo de que la política no es un club de amigotes ni superfluos ministerios con los que contentar a los aliados. Decían que estaban junto al pueblo porque eran del pueblo, pero el pueblo no tiene aviones a su servicio para ir en secreto a un concierto ni para hacer coincidir actos oficiales con los de su partido. Claro que hay que apretarse el cinturón, no hay otra, pero si quieren el respeto de la sociedad, si son capaces de darle valor al concepto de patria, empiecen ustedes dando ejemplo. Y, cuando digo ustedes, no se lo digo sólo a los de ahora sino a los que mañana tengan que venir para quitarnos de en medio toda esta pesadilla.

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