Enrique García-Agulló
Prensa y docencia
Fuera, en el mundo, en los informativos, en la prensa, las noticias seguían sesgadas
A unque parezca mentira, estas dos importantes disciplinas han resultado ser dos calamidades para dejar que haya ido creciendo desde fuera y aquí dentro gran parte de lo que conocemos como Leyenda Negra, aún bien adobada y aliñada con el concierto de las tendencias supremacistas ... y aldeanas de las autonomías en nuestro presente y de las cacicadas regionalistas de políticos en tiempos no tan lejanos.
Es desolador, por ejemplo, ver en televisión esos reportajes tipo encuesta que se nos presentan en muchos informativos y darte cuenta del escasísimo nivel de conocimiento que de lo nuestro tiene la sociedad, y no sólo los jóvenes de esta generación o de las inmediatamente anteriores que han ido naciendo en la tecnología de la información instantánea y de las comunicaciones en su más amplio espectro universal, sino que también en personas a las que se les ve maduras, cuarentones o sexagenarias, si me apuran.
Es curioso que se sepa más de Franco que los nombres de los que redactaron la Constitución de 1978, o de cómo llegó a formarse la nación española a través de los siglos, o que se sublime una idílica convivencia de las tres culturas más que el itinerario de pactos y alianzas que nos llevaron a la unidad de pueblo o que los descubrimientos, aquella épica aventura, se sienta hoy como si hubiera sido una partida de rapiña y se pase por encima la labor social tan ingente de dotar aquellas tierras, y para todos sus habitantes, de ciudades, hospitales o universidades en un todo para todos, desde las propias Leyes de Indias dictadas desde tan pronto hasta, al albor de sus primeras independencias, cuando para ellos y para nosotros mismos, para América y para la Metrópolis, se proclamó aquel grandioso primer artículo de nuestra Constitución de 1812.
Mientras, los colonizadores de los demás pueblos europeos se fueron preocupando de otros negocios más privativos quitando de en medio y de aquella manera a los pueblos nativos o arrinconándolos antes que convivir con ellos, que ahí quedan como ejemplos Norteamérica, la India, Bengala o Pakistán, la Oceanía o el continente africano, hasta no hace tanto tiempo con un ‘apartheid’ o con unos belgas liando la que liaron en el Congo.
Con América se compartió España, no se colonizó América. Llevamos allí nuestra forma de ser como la trajeron aquí otros pueblos, por ejemplo, los romanos, esos latinos que hoy dan luz a un nuevo concepto en lo de latinoamericano, y que aquí estuvieron durante más de siete siglos en una provincia, Hispania, que hasta dio varios emperadores al Imperio. Claro que todo no fue tan pacífico ni tan magnífico, pero no fue esa perversión con la que nos quieren confundir con informaciones que se nos dan e historias que se callan. Cierto es que hace algo más de dos siglos, aquel imperio se fracturó en las naciones que hoy conforman su continente de mano de una nueva sociedad, la criolla, que también puso su empeño en informar y formar la historia animada por las prácticas comerciales de las demás potencias europeas y son los que han llevado las riendas de sus países desde entonces con los resultados a los que han llegado.
El martes fui al cine para ver el documental ‘España, la primera globalización’, de la que me satisface que los Clubes Liberales 1812 de Cádiz y de Málaga hayamos participado en su mecenazgo. Había mucha gente en la sala que aplaudió un largo rato al final de la proyección.
Fuera, en el mundo, en los informativos, en la prensa, las noticias seguían sesgadas y las carencias de los entrevistados reafirmaban que en sus recorridos escolares la historia había estado pasando de puntillas. Qué pena que formación e información se usen por algunos de un modo particular.
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