Enrique García Agullo

Han pasado siete días…

España detuvo su ritmo y se puso a escuchar lo que el presidente del Gobierno nos decía

Pedro Sánchez

Enrique García Agulló

Sí, ha pasado ya una semana, siete días desde que el sábado anterior el Gobierno dictara el Estado de Alarma para toda la Nación, ciento sesenta y ocho horas, quizás diez mil ochenta minutos mal contados todos ellos porque este Estado de Alarma se dictó ... a la caída del sábado, cuando la buena gente de España se reunía frente a televisores y radios atentos a lo que el Gobierno nos iba a plantear frente a esta sobrevenida pandemia.

España detuvo su ritmo y se puso a escuchar lo que el presidente del Gobierno nos decía sobre esta situación tan descorazonadora para todos y que tanto dolor y tanto desasosiego había empezado a causar ya en países donde la infección se expandía por doquier ganando muerte y sufrimiento. China en su origen, Europa en su estupefacción, nuestros hermanos italianos tan afectados o la Organización Mundial de la Salud emitiendo su diagnosis fatal, pandemia global.

A tenor de esto les contaré algo que, de seguida, se me vino a la mente. Yo siento verdadera veneración por un Diputado que fuera de aquellas Cortes Generales y Extraordinarias que en 1812 proclamaron en Cádiz nuestra primera Constitución, a la que este año no hemos podido los amigos del Club Liberal 1812 llevarle las flores por mor del Covid-19. Ese Diputado se llamaba Ramón Power, natural de la isla de Puerto Rico y Oficial de la Armada quien, muy pronto, nada más arrancar aquella magna asamblea, en unión de un buen castellano Diputado como él, propuso a tan singular Cámara en la tarde-noche del 14 de octubre de 1810 el primer ejercicio de consenso parlamentario que se obtuvo en España. Pues bien, Power, y tantos otros Diputados de aquellas Cortes, y tantos otros vecinos y ciudadanos de Cádiz, enfermaron y algunos, como el propio Power, murieron por una epidemia de peste. Han pasado dos siglos, claro, y la Medicina ha avanzado muchísimo y aquellas cosas pasaron anteayer.

Siete días son los que llevamos recluidos la mayor parte de los españoles en casa porque así nos lo han aconsejado. Unos ‘teletrabajando’ y otros, como quien esto escribe, porque ya sus años o circunstancias le obligan. Ha pasado ya esta cuarentena su ecuador y está siendo casi anecdótica la presencia en las calles de algunos incívicos, de otros inconscientes o, lo peor, de algunos malvados que van contra el sistema o difunden noticias que confunden. El noble pueblo de España defiende el bien común para tratar de cortar el contagio y no multiplicar sus efectos.

Fuera de nuestras casas, y al margen de todos esos descerebrados que les digo, sigue esforzándose una legión de héroes de todo tipo, los de la clase sanitaria, de arriba abajo y de abajo a arriba, las fuerzas de seguridad y de la defensa nacional, los que nos aprovisionan para nuestro abastecimiento y nos lo facilitan, quienes desde sus puestos de trabajo contribuyen día a día que siga el país andando y tantos otros que merecen nuestro agradecimiento y nuestro perpetuo homenaje. Por ellos España es así, por tanta gente buena y solidaria. Que el Señor les proteja y nos guarde.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios