Nuevas esperanzas

Compartir y compadecernos, que no es sino padecer unidos los malos tiempos mientras se preparan los que han de venir mejores

Enrique García-Agulló

Pasaron las elecciones y nos trajeron a los andaluces una apuesta por el cambio consolidando en su apoyo a los populares para llevar a cabo sus políticas. Y otra vez más en la Historia se ha demostrado el buen sentido y el olfato que tiene ... este pueblo nuestro por hacer del voto un derecho y dar su opinión más allá de los mensajes y vagas promesas que les lancen, peor si quienes las lanzan las podían haber hecho ya realidad.

Pasaron las elecciones para todos. A los socialistas, relegándolos después de estos años indefinibles. A Vox porque no se vende la piel del oso antes de cazarlo. A la izquierda comunista, sean de los antiguos con nuevos nombres o sean de los que ahora buscan para subsistir la vía nacionalista, (valiente trampantojo, lo más egoísta de la política…), pues también, con el agua al cuello. Y a los de Cs, a reflexionar.

Pasaron las elecciones y los candidatos habrán descansado ya de su campaña. Y sus equipos, también, aunque muchos estén ahora más preocupados por su inmediato futuro que por otra cosa. Unos porque la política les ha cerrado el camino por cuatro años y otros porque su apuesta no acabara en caballo ganador y han tenido que romper los boletos en los que habían puesto sus ilusiones.

Y se abren nuevos tiempos. Tiempos para las no tan lejanas elecciones municipales, nacionales y hasta europeas. Y aunque se hayan cerrado tiempos de despecho por no felicitar al que gana, deben de abrirse también tiempos de generosidad si se quiere pensar en todos y no sólo en sus votantes.

Al PP le viene una grande porque, realmente, en su anterior legislatura recortada se estrenó bien poco. Una, porque la pandemia nos cogió a todos los españoles y lo primero era luchar contra ella con todos los medios personales y materiales que se pudiera. Y, otra, porque la derecha más conservadora no quiso apoyar los presupuestos pensando así que haría hundir al centro y ya se ha visto donde ha quedado la raya del hundimiento. Pero ahora el PP tiene que demostrar que piensa en todos nosotros y no sólo en los suyos, como hacen los demás.

Está claro que ahora los populares tienen el compromiso de formar un gobierno adecuado y conformar un presupuesto que obtengan el apoyo parlamentario, primeras llaves en sus manos, pero no debe olvidar que se va a encontrar con un candado del que no tiene la llave y que es la calle. La calle, lo que les queda a quienes no han ganado porque se encuentran mejor en ella que con el diálogo. Y al PP, conseguir esos sueños que nos ha ofrecido a los andaluces para lograr por fin la prosperidad en nuestra Comunidad.

Yo no le pediría mucho hoy porque lo que primero que les toca es asear aún las cuentas de los anteriores gobiernos y las posibles ausencias de aportaciones del de la Nación y, por ello, pueden tener que mostrarse molesto a la sociedad por su lógico afán de sanearlas, vale. Le pasó a Aznar y a Rajoy y le podrá pasar a Feijóo, porque está visto cómo dejan las arcas sus adversarios. Pero que empiecen por algo de lo que nos demos cuenta todos, que reduzcan el gasto público y toda esa innecesaria y gravosa inflación de cargos, agencias, asesores, observatorios, fundaciones o empresa públicas. Lo de la inflación, que es tanto hinchar como exagerar o abultar, la cogieron del diccionario los economistas para definir la elevación del nivel general de precios, y eso sí que es un gran problema.

Alguien en el Consejo andaluz de Gobierno podría ponerse ya a calcular ese gasto público heredado, y en parte mantenido, y contárnoslo para entender cuál sería y cómo se podría reducir para que podamos compartir juntos nuestro futuro como Comunidad. Compartir y compadecernos, que no es sino padecer unidos los malos tiempos mientras se preparan los que han de venir mejores.

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