Enrique García-Agulló
Misión cumplida
Nuestro presidente es un artista en eso de titulares y eslóganes más que en acciones
Nuestro presidente es un artista en eso de titulares y eslóganes más que en acciones. Él no quiere ser preguntado por periodistas y ni tan siquiera, si no fuere obligatorio, por los representantes del pueblo a los que, siendo la hora y el ... día en el que estamos, la verdad, no sé si ocupan ya todos sus escaños o todavía andan con esa falta de asistencia a las cámaras parlamentarias alargando lo de la pandemia porque, si ya iban poco antes de lo de del Covid, vamos a ver cómo se acostumbran a esto ahora como, bajando niveles, les pueda pasar también a los parlamentarios de las Comunidades y Ciudades Autónomas, a los diputados provinciales o a los concejales que le han cogido gusto a eso del «teletrabajo».
«Misión cumplida», decía el miércoles la ministra de Sanidad remedando a su presidente al proclamar, muy propia de sí misma, que se había llegado al 70% de españoles vacunados, cosa que viniendo de quien viene nos la deberemos de creer porque una ministra no está para mentir sino para gestionar la administración política de su competencia y, hete aquí, que por mucho que quiera arrogarse competencias en esto de la vacuna, el ministerio de Sanidad no sé yo las vacunas que haya puesto que, a lo mejor alguna habrá puesto, vaya usted a saber, pero es que resulta que, dentro de sus competencias y de sus obligaciones, las vacunas realmente las han puesto las Comunidades y las Ciudades Autónomas con sus propios funcionarios sanitarios que dependen no de la ministra ufana, sino de las distintas Consejerías autonómicas, así que, en mi modesta opinión, ha de ser a los gobiernos autonómicos a los que, acertado o no lo del 70%, porcentaje previsto por el gobierno al principio de la pandemia pero que ahora con lo de la variante Delta algunas voces dicen que se ha quedado corto, a los que la señora ministra, en vez de auto complacerse como me pareció ver en los informativos, podría haber agradecido su esfuerzo y felicitarles por el cumplimiento de la misión.
Lo del gobierno de la nación con lo del Covid empezó como empezó, con un alto funcionario médico que cada día nos decía una cosa casi como con el mismo ritmo que se cambiaba de chaleco, siguió con una suerte de comité televisivo de políticos y funcionarios uniformados que poco a poco se fue disolviendo cuando sus componentes se sinceraban o se salían del guion previsto, otro comité opaco de lo que llamaron expertos y todo ello aderezado con las comparecencias del presidente ante una prensa teledirigida por el sistema que, por cierto, tantos paladines de la crítica y de la opinión tan díscolos e inquietantes en tantas otras cosas, se las tragaron sin rechistar.
Al gobierno le tocó la logística, traer a España las vacunas que había negociado y comprado la Unión Europea, (no olvidemos aquellas grandes pegatinas gubernamentales de color amarillo…), amén de adquirir elementos de seguridad que unas veces fueron útiles y otras de aquella manera aunque bien que se pagaran, referir los porcentajes elaborados desde la información de las regiones y acordar con una silente oposición un largo estado de alarma que de hecho nos confinó a los españoles en casa al tiempo que nuestros singulares parlamentarios, representantes de nuestra soberanía, dejaban vacíos los escaños.
Con lo de Afganistán se habrá conseguido cumplir la misión que han llevado a cabo los militares con la ayuda de la aviación civil y no sé si, por fin, consiguieron evacuar a todos los colaboradores y familiares que allí trabajaron para España pero aún queda por cumplir lo más importante, cómo los encajaremos en nuestra nación y qué oportunidades se les ofrecerá para poder alcanzar entre nosotros una vida con respeto a sus personas para que puedan mantenerse ellos y sus familiares dignamente y sin depender de subsidios políticos.