Enrique García-Agulló
Del Gobierno y el principio de Peter
Este trabajo llevaba como subtítulo el de «tratado sobre la incompetencia o por qué las cosas van siempre mal»
Este tiempo de cuarentena nos ha permitido muchas cosas y, entre otras, la lectura y la relectura de cosas que ya habíamos leído
Fue en diciembre de 1971 que comprara yo para regalársela a mi padre en Navidades esta obra que dejo enunciada y que con el título de ‘ El Principio de Peter ’ nos atrajo a la población estudiantil de entonces interesada por esas novedosas teorías, ... por esta suerte de ensayos de fácil y rápida lectura. Era una cuidada publicación en 8ª y cartoné, editada por Plaza & Janés y adquirida en la Librería Dulcinea, a espaldas del extinto Café Español. En mi ánimo, sin duda, primó agasajar a mi padre en fecha tan apropiada, pero también influiría aquello de que, claro, regalándole el librito de marras, iba a garantizarme gratuitamente una lectura de lo que decían el Dr. Laurence J. Peter y su compañero Raymond Hull.
Años más tarde llegó a mi biblioteca y, dentro del libro, a guisa de señalador, me encontré entre sus páginas con un resguardo de la quiniela SE2637207, jornada 39 de 28 de mayo de 1972, cuatro apuestas, fecha en la que, probablemente, no se jugaba en la 1ª División ya que los partidos en los que se apostaba, eran tal que Leonesa-Cartagena, Palencia-Granada, Bologna-Torino o Atalanta-Napoli. Acerté 7, 5, 6 y 9 resultados de sus respectivas columnas. Tarde de quinielas en el irredento franquismo…
He vuelto a hojearlo ahora, cuarenta y nueve años después. Me ha entretenido de nuevo la clarividencia de sus postulados por cuanto pueden adaptarse sin muchos problemas a las conductas más comunes que se desprenden hoy de nuestros gobernantes y porque, además, ya lo ven, ‘El Principio de Peter’ se traduce en español como ‘el principio de Pedro’.
Traigo a colación esta anécdota porque este tiempo de cuarentena nos ha permitido muchas cosas y, entre otras, la lectura y la relectura de cosas que ya habíamos leído. Casi medio siglo ha pasado y, ya ven, hablando todavía de incompetencia. Se acabó el franquismo, emergió con brío la transición y se nos está ofreciendo el sueño de una nueva normalidad, así que figúrense ustedes cuánto campo se nos ha abierto para entender este principio y qué satisfacción para sus autores por saber que sus postulados podrían ser ahora para nosotros mucho más claros que las encuestas de Tezanos.
Aciertos arriba o abajo volvamos a lo que hoy nos queda, cifras y listas. ¿Se ha tomado alguien la santa paciencia de seguir en el BOE la retahíla de normas decretadas en estos dos meses y pico? ¿Ha tenido alguien la envidiable paciencia de ajustar las cifras de contagiados, de fallecidos, de altas, de bajas o de ancianos residentes a partir de la información que se nos ha estado inyectando por la Comisión o ahora desde el mando único? ¿Podrá alguien enumerar cuántos remedios y consejos se nos han estado pasando por las redes sociales durante estas largas semanas? Listas y cifras.
Y sí que hay que apurarse por las listas. Por las tenebrosas listas de los ERTE que no se pagan o que se pagan unos, pero otros no. O por esas largas listas, más bien colas, ante las Parroquias, Cáritas y demás Asociaciones y ONGs donde cada día crece exponencialmente el número de asistencias a familias a las que este Covid-19 ha dejado sin empleo y sin ingresos. Listas de Fases 0, 0’5, 1, 2 y 3 o ese inquietante catálogo de autónomos que no van a poder reemprender sus tareas, hoteles, restaurantes y bares que no van a poder volver a abrir, o plantillas como las de Nissan, Ford, Alcoa, Ryannair… que ya han puesto a miles y miles de familia en la calle. Sí, conviene leerse otra vez ‘El Principio de Peter’ para reparar lo que aún nos pueda quedar de tamaño desaguisado ya que, al fin y a la postre, ustedes podrán recordar fácilmente que este trabajo llevaba como subtítulo el de «tratado sobre la incompetencia o por qué las cosas van siempre mal» …