Enrique García-Agulló

Dos años sin dos amigos

El morir no es alejarse, sino crecer en el recuerdo, en las buenas cosas vividas que, llevándolas bien, se convierten en un gran regalo de la consciencia que todo purifica y todo sublima

Enrique García-Agulló

El día 27 de febrero de 2019 fallecía mi amigo del alma, fiel desde la infancia, camarada de juegos, compañero de viajes, cómplice de mis alegrías y de mis tristezas, mi compadre el Ne o, para el mundo, José Mª Solano López de Letona ... . Un gran deportista, incansable ante lo infinito, amante y entendido de toda la música con la que hemos convivido y a quien la vida le pagó al final con un largo y maldito cáncer que le tuvo casi un año hospitalizado. Antes, nueve años por delante, la Parca le había arrebatado a su amada Rosa, mi comadre, la buena amiga de mi mujer. Y, con ellos dos ya fuera de aquí y todo este dolor sobrevenido de la pandemia, se fueron también o se aparcaron tantos deseos de conocer tierras nuevas o de saber gustar a cuatro bandas las cosas con las que fuimos creciendo durante más de medio siglo. Desde aquel aciago día, sus hermanos, a los que adoro, me regalaron en su recuerdo el honroso título de “hermano mayor”, lo que me permite seguir unido con tan preciado lazo a su entrañable clan.

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