El Apunte - Opinión

El enésimo acuerdo con Pascual

La Junta de Andalucía está en la obligación de presentar este concierto como un complemento y no como una necesidad

LA VOZ

La Junta de Andalucía y la dirección del grupo gaditano Clínicas Pascual al fin han firmado la paz en forma de un nuevo plan de concierto para tres de sus seis hospitales: los de Villamartín, Sanlúcar y El Puerto de Santa María. Los tres restantes, entre los que está el gaditano de San Rafael, tendrán que aspirar a futuros concursos. En cualquier caso, parece que vuelve la estabilidad al grupo sanitario, a su mermada plantilla. El pacto estará vigente durante los próximos cuatro años y ronda los 108 millones de euros por parte de la administración. La clave para desatar el nudo entre las partes ha estado en la leve mejora de la oferta económica respecto a la anterior y en el compromiso del grupo de mejorar sus prestaciones sanitarias.

De esta forma se aleja el fantasma de progresivos ajustes y posibles despidos que ya habían comenzado y amenazaban con agravarse en esta empresa sanitaria si no había un nuevo acuerdo con la sanidad pública. No ha sido fácil llegar al consenso. El propio José Manuel Pascual y los más altos dirigentes del Gobierno de Andalucía se han retado como nunca, se han descalificado como no se había visto, a pesar de que este pique por la renovación resulta cíclico, repetido cada pocos años, desde los 80, cuando comenzó esta tormentosa relación. Finalmente las aguas han vuelto a su cauce y se ha producido el entendimiento. Hasta ahí, el pasado. Hasta ahí, los intereses cruzados de un gran grupo empresarial y sus trabajadores, así como de una institución pública y sus dirigentes.

A partir de ahora, empieza lo esencial. Consiste en saber qué consecuencias perciben los usuarios, los ciudadanos, los que pagan a través de sus impuestos. La Junta de Andalucía está en la obligación de no presentar este convenio como una necesidad, como una adicción para aliviar sus carencias de la red pública, y ofrecerlo como un complemento válido pero no imprescindible. De esta forma, las dos partes se evitarán el enésimo capítulo próximo del desencuentro y la renovación, mientras que los pacientes no verán en peligro la asistencia que reciben en ningún momento. Quedan unos años para evitar que lo de siempre vuelve a repetirse.

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