Fernando Sicre Gilabert - OPINIÓN

Empresarios: textos y contextos

Empresario es la persona que ejercita una empresa

Fernando Sicre Gilabert

Empresario es la persona que ejercita una empresa. Una empresa es un especial modo de desarrollar una actividad económica. El empresario personaliza a su empresa. Pero, es el empresario para el Derecho español, el que asume las consecuencias jurídicas del tráfico jurídico. El Derecho tomó de la ciencia económica el concepto de empresa y lo definió como la organización de los factores de la producción, capital y trabajo, con una finalidad de lucro. El fin perseguido por la actividad desarrollada por el empresario, se caracteriza por la producción de bienes o el cambio de los mismos y la prestación de servicios, en el mercado. La empresa se gestiona por el empresario para satisfacer la demanda del mercado. Es en síntesis la visión que el mundo occidental y liberal tiene del empresario y de las empresas. El encumbramiento de la ideología liberal desde 1989, cuando el colapso del comunismo, ha puesto en alerta máxima a toda la progresía del orbe. El colapso ideológico se visualizaba en el derribo del Muro de Berlín y la posterior disolución de la URSS. La ideología comunista había fracasado estrepitosamente y la economía planificada había supuesto un lastre imposible de reparar, sin su completa desaparición para siempre. Ésta era el ejemplo patente de la pobreza y miserias de las poblaciones comunistas, que exigían democracia y economía de mercado.

La ideología marxista murió en 1989 como conjunto de nociones devenidas inservibles en el mundo real, pero sobrevive de forma mental. Los ideólogos de la izquierda, a los que se le revuelven las tripas cuando escuchan hablar de empresas, empresarios, capital, ganancias, dividendos y otras tantas cosas en las que se basa la economía de mercado imperante en todo el mundo, han pretendido poner en uso el concepto del emprendedor, para diferenciarlo del de empresario, satanizando entonces este, mientras se jactan de advertir todo un cúmulo de bondades al otro. Así, se ha descrito el término últimamente como aquel que innova, es flexible, dinámico, capaz de asumir ciertos riesgos…Son muchos los errores cometidos de manera consciente por esta caterva ideologizada, con la única finalidad de confundir. Así, el concepto de democracia capitalista, es calificado por ellos como sistema de dominación económica y no como estructura política. Pero, a pesar de todo ello, siguen asumiendo ser los tenedores del “pensamiento recto”. Decía Sartori que el ideologismo es el opio de la mente. Es una máquina de guerra para silenciar el pensamiento de otros. Pese a descansar en paz el “comunismo o “socialismo real”, la izquierda recalcitrante se resiste a aceptar los designios del mundo de hoy. Se siguen subvirtiendo los conceptos. La política ideológica, de la que son consumados especialistas las izquierdas más extremas y todo tipo de populismos, sean de derechas o de izquierdas, supone una guerra de palabras. Palabras habitualmente innobles (fascista, reaccionario, capitalista, elitista, racista), que el ideólogo endosa a quien no sigue sus consignas. Hace mucho que ello fue advertido. Tocqueville y Stuart Mill denunciaron ya en el siglo XIX la tiranía de algunos que pretenden oprimir el pensamiento. Tenían entonces visión de futuro y advirtieron del “modus operandis” de los ideólogos populistas del siglo XXI. Nadie es más enemigo del ideólogo que el que disiente. El pluralismo político, esencia de la política de los tiempos que corren, es enemigo declarado de las izquierdas y populismos. En resumen, la ideología es el derecho de no tener razón y de atropellar la razón. En resumidas cuentas, es la agresión de ciertas minorías que esperan imponer a todos su “pensamiento recto”. Me trae todo esto a colación, el análisis realizado por el Círculo de Empresarios sobre los libros de textos que utilizan los estudiantes españoles, que presentan una visión deformada e ideologizada de los conceptos de empresario y de empresa. La carga peyorativa, impregnada de prejuicios ideológicos, compone el contenido de los textos de los libros de economía de nuestros estudiantes, en un contexto donde la democracia liberal se erige como doctrina dominante. El comunismo murió, los comunistas no. Son el opio del siglo XXI. Mao vale para cualquier cosa, para un roto o un descosido.

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