La Voz de Cádiz

El empeño ideológico

Otro frenazo en la municipalización revive las dudas de que se trata de una fijación política y no práctica

El nuevo retraso, el enésimo aplazamiento, en el ya tímido proceso de municipalización de servicios que quiere poner en marcha Podemos en el Ayuntamiento de Cádiz es una clara demostración de cómo el equipo de Gobierno pretende imponer a toda costa su ideología en el día a día de los gaditanos, más allá de si es beneficioso o no para la ciudad. Si de Podemos dependiese, directamente no existirían las empresas privadas. Ni el libre mercado. Ni la competencia.

Todos los integrantes de la oposición, pese a sus diferencias ideológicas, han sabido resaltar a la perfección lo que significa en el fondo la pretensión de los actuales rectores de la ciudad: significa que cualquier empresa que preste sus servicios a cambio, lógicamente, de una remuneración, para Podemos es sospechosa de tratar de beneficiarse del dinero público con ‘oscuras maniobras’.

No en vano, el alcalde de la ciudad es uno de los líderes estatales del sector de los anticapitalistas, integrado en la formación de Podemos aunque no haya podido hacerse con el control del partido a nivel nacional. Sus motivaciones y aspiraciones políticas son perfectamente legítimas, pero –utilizando sus mismas expresiones– pretende «hacer presos a los gaditanos» de las mismas.

Porque por más que se empeñen, es inviable que absorber a cientos de trabajadores de empresas que actualmente prestan sus servicios al Ayuntamiento suponga un ahorro para las arcas municipales. Precisamente, si esos servicios se externalizaron en su día es porque suponían un ahorro, e incluso una ventaja para las prestaciones que recibían los ciudadanos. Está en cuestión que los servicios a municipalizar vayan a mejorar.

No es, por tanto, una cuestión práctica ni por el bien de la ciudad, sino un simple intento de imponer su ideología. Aunque por momentos parecía tener convencido al PSOE en el Ayuntamiento, que con remilgos, llegó a votar a favor de la propuesta en sesión plenaria, las dudas han sido demasiadas y hasta los socialistas admiten ya que el proyecto es una chapuza llena de incógnitas. Son demasiadas las dudas sobre cómo repercutirá el cambio en la ciudad y los trabajadores. Obviamente, esa es su función. Pero si al final todo este proceso resulta un fracaso y una pérdida de tiempo y dinero, serán tan culpables como el propio equipo de Gobierno.

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