Un ejercicio de responsabilidad colectiva

Los resultados de las elecciones generales celebradas ayer en España arrojan multitud de mensajes. El primero de ellos es que una amplia mayoría de ciudadanos han realizado un ejercicio de responsabilidad. Con sus votos han venido a decir que el sistema que ha imperado durante las cuatro últimas décadas es el correcto, el que mayor estabilidad ha dado a los propios ciudadanos a lo largo de toda su historia. Los populismos, los mensajes lanzados desde el odio y el sentimiento de inferioridad no conducen a nada bueno. El sistema democrático español es más fuerte de lo que muchos pretenden hacer ver. Con sus errores, que sin duda los tiene. Con graves problemas –el primero de ellos la corrupción– a resolver. Pero desde dentro del propio sistema, no haciéndolo saltar por los aires.

Los partidos constitucionalistas se han impuesto a los populismos y ese es sin duda el gran triunfo. Dentro de esos partidos, el gran beneficiado –el ganador si quieren– fue el Partido Popular con Mariano Rajoy a la cabeza. Ha sido la única formación que ha aumentado el número de escaños con respecto a los resultados de diciembre y en sus manos está la responsabilidad de conseguir formar Gobierno. Por detrás, un PSOE que ha obtenido sus peores resultados desde 1977, pero que sigue siendo clave a la hora de esa formación de Gobierno, en un panorama muy similar al que se dio en Cádiz en las últimas elecciones municipales, aunque esta vez no le serviría de nada regalar sus votos a Podemos, pues entre ambos no suman mayoría absoluta.

Y sin duda, la coalición Podemos–IU es la gran derrotada. Tantas ínfulas se dieron que, apenas 24 horas antes de las elecciones, no sólo daban por hecho el ‘sorpasso’ al PSOE, sino que creían que podrían resultar la fuerza más votada. Al final ni una cosa ni la otra, pese a haberlo intentado de todas las formas posibles. Su fracaso de anoche es sin duda el triunfo de España, que debe seguir caminando por la misma senda de estos últimos 40 años. Mejorando la política económica, luchando con muchísimo más ahínco contra la corrupción, mejorando las políticas sociales hasta que la recuperación del empleo sea total.

Empieza ahora un nuevo ‘culebrón’ para la formación del Parlamento. España ha vuelto a expresarse. Y lo ha hecho con suficiente claridad. La pelota, de nuevo, está en el tejado de los políticos, que deben poner por encima de todo el interés de los ciudadanos.