El Apunte
Ejemplos de desafección
Sigue pendiente lo esencial: equiparar las oportunidades de los que están dentro de los que no
Hace poco menos de un año, los mentideros políticos que apenas forman los representantes institucionales, unas decenas de periodistas y otras más de altos funcionarios, se relamían con la enésima polémica efímera. El origen estaba en el anuncio de la Junta de Andalucía de ... subir sueldos y hacer fijos a trabajadores de su «administración paralela». Como también manda el nuevo tópico, se levantaron ampollas en las redes sociales. A las pocas horas, habían desaparecido. Fueron unos miles de palabras, de comentarios pasajeros criticando esta medida por el supuesto «enchufismo» en las concesiones del Gobierno andaluz a los 23.899 empleados que trabajan en sus agencias, sociedades, fundaciones y consorcios. Entre las quejas se incluían varias de opositores que aludían al «gran esfuerzo» que supone para ellos conseguir una plaza fija, mientras que a otros «les regalan su empleabilidad por enchufe y ahora les van a hacer fijos». El sentir generalizado, y ya olvidado, era que «cuesta mucho esfuerzo aprobar unas oposiciones, cuando hay gente que se las han regalado».
Esa es la sensación de fondo que queda, la de unas normas que limitan a unos y la ausencia de reglas que impulsan a otros. Ayer, ese pesar reapareció a través de dos nuevas informaciones que corren el riesgo de convertirse en cotidianas y, por tanto, anodinas. El alcalde portuense habría solicitado seguir cobrando su sueldo pese a dedicarse a sus tareas políticas en plena campaña electoral, hace cuatro años. Por otro lado, en otro partido, un integrante de las candidaturas al próximo 26 de mayo es investigado por tener a una decena de familiares trabajando en el Ayuntamiento de Arcos, que dirige.
La justicia será la encargada de dictaminar si estas prácticas se produjeron realmente y, llegado el caso, si merecen algún tipo de sanción, condena o consecuencia, bien política, bien penal. Pero mientras tanto, sigue pendiente la tarea principal: la de homologar las oportunidades de todos , la de equiparar las exigencias y las condiciones de trabajo entre los que pertenecen a las cúpulas de los partidos y de las instituciones con los que viven al margen de esas estructuras.
Los que venían a limpiar la política se han cargado de sueldos y asesores como los de antes. Mientras que los de antes no se dan por enterados de la exigencia popular. Luego se asombran por eso que se llama «desafección».