EL APUNTE
Efectos colaterales
Navantia sabe muy bien que cualquier resbalón en la política internacional pone en jaque sus intereses

El ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Borrell, ha restado importancia a la crisis abierta entre nuestro país y Estados Unidos como consecuencia de la retirada de la fragata ‘Méndez Núñez’ del operativo en el Golfo Pérsico en una demostración de fuerza contra Irán. ... La decisión del Gobierno de España puede acarrear consecuencias muy graves para los intereses económicos de nuestro país y Borrell sabe de ello.
Las relaciones bilaterales entre España y Estados Unidos acaban de entrar en un terreno muy delicado debido a lo que algunos llaman «desplante» y otros «improvisación». Es obvio que una fragata de las características de la F-104, la más avanzada de la Armada Española, no participa en un despliegue militar como si fuera una actuación benéfica o solidaria.
Al contrario. La escolta de nuestra fragata al megaportaviones norteamericano ‘Abraham Lincoln’ en una zona de conflicto de alto riesgo estaba medida y bien medida; otra cosa bien distinta es que de nuevo, el Ministerio de Defensa que dirige Margarita Robles se diera cuenta de que España se podría meter en la boca del lobo una vez que había autorizado su participación. De nuevo Borrell actúa de apagafuegos de Robles.
Ya lo hizo en septiembre del año pasado cuando España abortó un envío de bombas a Arabia Saudí y puso en peligro la firma definitiva del contrato de construcción de cinco corbetas en el astillero de San Fernando. El propio Borrell reconoció entonces que se le había puesto la oreja en forma de península arábiga de tanto negociar para salvar este contrato.
La decisión que ha adoptado ahora el Gobierno de España en relación a la fragata Méndez Núñez vuelve a plantear serios problemas para los intereses de la empresa Navantia con Estados Unidos. La empresa pública española está en la lista corta de empresas para hacerse con un contrato de 16.400 millones de euros para la construcción de 20 fragatas para la US-Navy.
Además, la Base Naval de Rota es sede del escudo antimisiles desplegado por Estados Unidos en el mediterráneo para contrarrestar posibles ataques de países árabes en conflicto. De hecho el contrato de este escudo antimisiles con sede en Rota lo firmó el Gobierno de Rodríguez Zapatero en octubre de 2013 y expiró en 2018. Fue entonces cuando Estados Unidos decidió prorrogarlo hasta 2020. Borrell sabe perfectamente que tendrá ahora que torear diplomáticamente para que Estados Unidos no tome represalias contra España y aborte el contrato de mantenimiento de sus cuatro destructores en Rota y salve las posibilidades de España de construir las 20 fragatas.