Eduardo Moyano

'Pájaros enjaulados', Suiza no son solo idílicas montañas

La película describe los abusos policiales en un país, en principio, libre de toda sospecha

Suiza no son solo Heidi, las montañas o los relojes. También es sinónimo de evasión fiscal y de algo mucho más desconocido, en los ochenta, hubo denuncias de brutalidad policial y contra el sistema penitenciario.

'Pájaros enjaulados', que ha llegado esta semana a varias ... salas y que no tardará mucho en verse en plataformas es, ante todo, una buena película y la recreación de sucesos desconocidos para la mayoría y que gracias al cine podemos revivir.

Conocemos el cine de suizos como Alain Tanner, Claude Goretta, del afrancesado Jean Luc Godard e incluso de Xavier Koller, quién en 1991 con 'Viaje a la esperanza', se basó en la historia real de unos inmigrantes turcos intentando llegar a Suiza a través de los Alpes, que mereció el Oscar de mejor película en lengua no inglesa.

Es el caso de 'Pájaros enjaulados', una película basada en la historia real de un delincuente conocido como «el rey de las fugas», Walter Stürm, y su relación con la abogada izquierdista Bárbara Hug. Dirigida por Oliver Rihs, del que vimos en España, 'Ötzi: El hombre de hielo', la película describe los abusos policiales en un país, en principio, libre de toda sospecha.

La narración pone el énfasis en la relación entre la abogada y el delincuente, algo que ayudó a cambiar el sistema penitenciario suizo, especialmente duro y que incluía largos períodos en celdas de aislamiento. Stürm llegó a fugarse hasta en ocho ocasiones de las cárceles y en una de sus huidas entabló contacto con la abogada, una mujer que vivía al límite, debido al deterioro de su único riñón y al continuo tratamiento a que era sometida.

Walter Stürm era un sociópata que vivía según los cánones que él mismo había establecido. Hijo de un empresario millonario, con gran carisma y don de gentes, robaba lo que le apetecía e intentaba no ejercer la violencia. Podía atracar un banco, utilizar el alunizaje para vaciar una joyería o robar el más lujosos de los coches. Un espíritu anárquico que sedujo a la extrema izquierda suiza y le convirtió en un símbolo, casi, en una estrella mediática de la ultraizquierda.

Fue considerado como una especie de Robin Hood porque robaba a los más ricos y además cada vez que se fugaba dejaba a los funcionarios notas irónicas y humorísticas. En las Navidades de 1981 escribió durante una de sus fugas: «estoy buscando huevos de Pascua». Estuvo en cárceles suizas, italianas, francesas e incluso en la Gomera, en las islas Canarias.

Por su parte, Barbara Hug, era una abogada idealista que vio en la popularidad de Stürm,una oportunidad para reformar el inhumano sistema penitenciario suizo. Pero fue el delincuente el que marcó los pasos de la abogada gracias a su simpatía y su don de gentes que determinaron las actuaciones de Barbara que se enamoró por completo de Walter Stürm. Fue el delincuente más conocido de Suiza y símbolo de la contracultura llegando incluso a haber manifestaciones en Zurich pidiendo su libertad, aunque muchos de los que le apoyaron desde la ultraizquierda acabaron, posteriormente, desentendiéndose de él como con otros delincuentes comunes con cierto poder mediático.

Walter Stürm acabó suicidándose en prisión en 1999 y Barbára Hug falleció en 2005, unos años después de someterse a un trasplante de riñón.

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