Eduardo Moyano

Minari: después de Parásitos llega una nueva familia coreana

Esta película de Lee Isaac Chung, es una historia real, basada en la experiencia del director

Eduardo Moyano

Los óscar refrendaron el éxito internacional de «Parásitos» durante 2019 e incluso durante los primeros meses del año de la pandemia. Las diferencias sociales, representada en dos familias, mostraba la antítesis de la sociedad coreana actual que, no se aleja demasiado, de los modelos occidentales. ... Los de arriba y los de abajo; el exceso de riqueza y la pobreza más extrema; el acceso a los avances tecnológicos más sofisticados y la falta de medios de toda índole y sobre todo cubrir las necesidades básicas y conseguir un trabajo digno. Recientemente he comentado en esta columna «Nuevo orden», película mexicana que también refleja esa diferencia de clases sociales y ha habido otros títulos recientes ( «Los miserables», «Sorry we missed you…) que inciden en esa brecha que continúa abriéndose desde la crisis económica de 2008 y que en los últimos meses ha vuelto a agravarse como consecuencia de la pandemia.

Los coreanos del sur se sustentan en una cinematografía de gran prestigio internacional ,con el género negro como principal referencia , algo de lo que no está exenta «Parásitos» que no renuncia a lo criminal y a lo violento, dentro de un contexto social.

En este último contexto también podría situarse la última joya del cine coreano, «Minari. Historia de mi familia» (115’) que acaba de obtener el globo de oro a la mejor de la mejor película en lengua extranjera y es que, siendo una película estadounidense, está hablada en coreano.

Como «Parásitos», «Minari» tiene a la familia como centro de su narración. En este caso el tono es más costumbrista, pero subyace la inmigración y la búsqueda del sueño americano.

Esta película de Lee Isaac Chung, es una historia real, basada en la experiencia del director que, en el filme es el niño travieso y avispado que, acaba formando una »sociedad» con su abuela.

«Minari», ambientada en los primeros ochenta, es una película que nos habla de sueños y de como una familia, los padres y sus dos hijos llegan a un terreno de Arkansas donde el padre busca convertirse en un solvente agricultor, después de dedicarse varios años a ser sexador de pollos.

Han llegado a Estados Unidos procedentes de Corea del Sur buscando cumplir sus sueños y el padre quiere evitar a toda costa, la sombra del fracaso y conseguir estabilidad económica para los suyos.

La cinta muestra la lucha de una familia migrante por adaptarse a la comunidad y su entorno, una familia que no pierde sus raíces a través del personaje de la abuela que se une a los suyos y contribuye a que no se pierda la memoria y la tradición

«Minari» habla de la identidad, de la pertenencia o no a un nuevo espacio. Una identidad que da nombre a la película porque minari es una planta muy popular en Corea, que puede crecer en cualquier lugar y dar de comer a pobres y ricos. Esa planta simboliza la igualdad de los seres humanos frente a las diferencias y las dificultades . Un cuento familiar, con unos personajes entrañables , a los que el director trata con ternura porque, seguramente, todo forme parte de sus recuerdos.

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