Eduardo Moyano

Los libros resisten

'Libreros de Nueva York' es un documental muy peculiar porque viendo sus imágenes casi olemos las páginas de un libro

Eduardo Moyano

'Libreros de Nueva York’, que llega esta semana a los cines y a la sala virtual, es un documental muy peculiar porque viendo sus imágenes casi olemos las páginas de un libro. Estamos dentro de miles y miles de ejemplares que marcan la ... historia de los seres humanos. Dirigida por D. W. Young, la película es un recorrido por la historia de las librerías clásicas de Nueva York, a través de los testimonios de reconocidos libreros, escritores, coleccionistas e incluso lectores. Apenas 78 librerías quedan en Nueva York de las 368 que hubo antaño, algo que es extensible a cualquier parte del mundo, desde el inicio de la era digital.

Un paseo bibliófilo, lleno de curiosidades en que nos reencontrarnos con la ocurrente y divertida escritora neoyorquina, Fran Lebowitz, quién protagonizó en Netflix, la serie de Martin Scorsese, ‘Supongamos que Nueva york es una ciudad’. Dice Lebowitz que «un libro en la basura me haría el mismo efecto que una cabeza humana». Quizá exagere un poco, pero comulga con la idea generalizada de que los libros no se tiran, se venden o se regalan «para que puedan acabar en las manos de otra persona que sepa aprovecharlo mejor, incluso los que quizá nunca debieron publicarse» .

En las páginas de este documental vemos libros raros, antiguos , como el diario de una expedición a Alaska, a principios del siglo XX, en que hay recogidos auténticos pelos de mamut de hace 15.000 años u otro que tiene páginas desplegables con el tamaño auténtico de algunas especies marinas.

Hay coleccionistas que dedican toda su vida a conseguir el ejemplar deseado y con una inversión económica alta, y también fetichistas que más que por el contenido están interesados por el objeto en sí. Poseer y tocar las páginas del libro que tiene algo de vida propia que, de alguna manera, en esas ediciones raras y antiguas, nos comunican con sus anteriores lectores e incluso con sus autores . Nada que ver con la lectura digital o las librerías virtuales que si nos ayudan cuando se necesita con urgencia un título en concreto, pero pasear por una tienda, por una librería es la manera de dejarse sorprender. «Coleccionar-dice uno de los libreros entrevistados- es la caza, no tanto la pieza». Esas piezas se llaman libros y siguen estando ahí para los coleccionistas, para los amantes de los libros como objeto, pero, sobre todo, para los lectores que no renuncian a pasar sus páginas porque todo, absolutamente todo, como decía la canción, está en los libros.

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